Halloween
Angel y Spike van hasta Beverly Hill para rescatar a unas chicas Playboy que están en apuros.
Spike entró en tromba al despacho de Ángel haciendo rebotar las puertas contra las paredes.
“ ¡Levanta tu gordo culo del sillón, peache, nos esperan!”
Ángel no se inmutó. Siguió leyendo el informe que Gunn le había pasado sobre los resultados de la fiesta de Halloween pasada. Por lo que leía, su popularidad entre los malos pudientes de la ciudad no había mejorado mucho después de la misma.
“Por cierto ¿Han conseguido quitar los de mantenimiento la meada de Gunn del cuero? ¡Menuda putada! Yo hubiera capado al moreno si me hace algo así”
“Lárgate Spike. Estoy muy ocupado” le gruñó el otro vampiro. Spike fue hacia él y le quitó los papeles de entre las manos, lanzándolos con gesto teatral por encima de su hombro, yendo a parar directamente al suelo, todos desparramados. “¿Tienes ganas de que te rompa la cabeza, Spike?! le gritó Ángel casi saltando por encima de la mesa. Spike dio un paso hacia atrás riéndose a carcajadas.
“Pensé que estarías menos estresado después de follar con Eve, pero teniendo en cuenta que llevas años de retraso en polvos, es comprensible que no te sirviera de mucho un revolcón con esa cara palo. Por cierto, ¿Cuánto haces que no te relajas? Estás tan estirado que parece que te han metido un palo por el…”
“¡Spike, por todos los demonios!, lárgate o…”
“ Vamos mate, me han dado un chivatazo sobre damiselas en apuros. ¿Vas a dejar que mueran solo porque te sientes frustrado sexualmente?”
“¡Yo no…!“ intentó protestar Ángel. Spike levantó irónicamente una ceja y el vampiro moreno se rindió “Está bien. Cuéntame lo de ese chivatazo antes de que sucumba a la tentación de arrancarte la lengua y ponértela de corbata”
“No uso corbata, pero te lo contaré camino de Beverly Hill. El coche está esperando en la puerta principal”
“¿Beverly Hill?” Preguntó Ángel con el ceño fruncido “Pero si allí solo hay actores y ricachones”
“Y conejitas”
“ ¿Conejitas?”
“Si, hombre. Las de Playboy. ¿Nunca has oído hablar de las fiestas de Halloween de Hugh Hefner?”
“Si, pero la fiesta fue antesdeayer, si mal no recuerdo. ¿No debería haber acabado ya?”
“Debía, pero se coló un invitado sorpresa y la alargó” dijo Spike con tono impaciente, abriendo la puerta del Porsche. Ángel fue a protestar, pero estaba tan cansado de pelear con el rubio, que ya todo le daba igual. Rodeó el coche y se sentó en el asiento del copiloto con un suspiro. Spike puso el coche en marcha y siguió su relato “un puto demonio Scrups para ser más exactos. Ya sabes, esos cuyo plato preferido son los conejos”
“Los conejos animales, no las conejitas del Playboy” apuntilló Ángel mirándolo severamente. Spike se encogió de hombros.
“Los Scrups no entienden muy bien el inglés, son un poco lerdos, así que éste en concreto pilló algo sobre una fiesta con conejitas en un bar cutre del puerto y se presentó allí, justo cuando estaba finalizando. Parece ser que tiene retenidas a cinco chicas y un cocinero marica. Los demás lograron huir. Pensé que te gustaría un poco de acción”
Ángel agachó la cabeza y se cubrió la cara con las manos. ¡Esto tenía que ser una pesadilla! El castigo divino por haberse tirado a Eve y todos sus demás crímenes.
“Tengo miedo de preguntar, pero no puedo resistirme. A ver Spike. Si ese estúpido Scrups se dio cuenta –que se la daría- que las conejitas eran humanas ¿Por qué siguió con el secuestro? Que yo sepa, esos demonios consideran a los humanos como desperdicios, pura carroña. ¿Qué espera conseguir a cambio? Ni siquiera son compatibles físicamente para…. (Carraspeó incómodo)… no lo entiendo”
“Sencillo. Ha pedido un rescate por las conejitas y el cocinero”
“Bueno, no creo que Hugh tenga problema en reunir el dinero por mucha que sea la cantidad…”
“Es que no pide dinero” le cortó Spike con una sonrisa de oreja a oreja.
“Y entonces ¿qué narices pide…?” le animó a proseguir el moreno un poco impaciente.
“Conejos. Conejos blancos con orejitas rosas… medio millón. Son su jodido plato favorito”
“¿¡Quéee!?”
“Como oyes con ese par de orejas que tienes. Que todos están buscando conejos como locos por toda la bloody ciudad, e incluso en otros estados. Pero es una cantidad un poco difícil de conseguir en tan poco tiempo, y si ese Scrups se mosquea por la tardanza…”
“Vale, no digas más y pisa el acelerador” Spike asintió con la cabeza y Ángel suspiró “¿Sabes si está Paris Hilton entre las conejitas retenidas?
“No. Son <conejitas vulgaris>. De esas que no han salido en portada todavía. Se habían quedado rezagadas en un jacuzzi pasando la mona y… aunque quien sabe, quizás…”
“Ok. Venga. Vamos, William”
Spike soltó una carcajada. ¿Al cabezón le gustaba la rubia pirada esa? Bueno, si se había acostado con la sosa de Eve, cualquier cosa era posible.
Cuando llegaron a la mansión comprobaron que ésta estaba acordonada por coches de la policía, bomberos y ambulancias. Incluso los jodidos Swat. Ángel y Spike se bajaron del coche y el moreno se quedó mirando pensativamente la escena ante sus ojos. Era imposible entrar por la puerta principal, y por la de atrás también lo veía difícil. Los alrededores a la casa parecían en estado de sitio.
“Las alcantarillas. Tendremos que entrar por ellas. Llegan al desagüe de las piscinas“dijo Spike muy seguro. El moreno lo miró enarcando las cejas “hace unos años Drusilla se empeñó en asistir, así que nos colamos por ellas. ¡No veas lo bien que lo pasamos!¡Fue una bloody bacanal romana ¿Te he contado cuando…?”
“Ahora no, Spike. Vamos” lo cortó el moreno. No estaba para escuchar historias de orgías de sus niños y menos en las que no hubiera estado él.
Ambos vampiros se encaminaron a la arqueta que señaló Spike con un gesto de la cabeza. Estaba alejada de todo el jaleo, así que cuando la levantaron y se colaron en ella, nadie se percató. Caminaron durante minutos por ellas hasta que Spike se detuvo y señaló hacia arriba
“Esta es la salida”
“Espero que el Scrups no esté encima” ambos empujaron la arqueta metálica y la apartaron con cuidado. Ángel asomó la cabeza y miró a su alrededor, suspirando al ver que no había nadie a la vista “Vía libre”
“Tú primero. Por si te quedas atascado. Quizás tengamos que salir por el mismo sitio”
“Muy gracioso” Ángel saltó ágilmente para su peso fuera del agujero y Spike lo siguió con una sonrisa sardónica. “¿Dónde estarán? Esto es enorme”
“Parece que en aquella carpa del fondo. Veo un bulto grande, y ya que no eres tú… debe ser el Scrups”
“Te la estás rifando, Spike. Si vuelves a decir una sola palabra más sobre mi aspecto te voy a…”
“¿Besar? No es el momento, carrosoooón. Tal vez más tarde, si te portas bien y me lo pides con cariño...”
“¡Dios, como te odio!” rugió el vampiro moreno intentando golpear al otro, pero Spike saltó y se puso fuera de su alcance.
“Estás achacoso y lento de reflejos, colega. Esa sangre de nutria que bebes tiene que estar caducada”
“Spike, por última vez…“ el rubio le sonrió con la cabeza ladeada y Ángel notó que su enfado desaparecía como por arte de magia. El rubio coñazo tenía razón. Le vendría bien un poco de acción y violencia para relajarse. “Necesitamos un plan”
“Tú eres el jefe. Además, mis planes nunca funcionan, por lo menos, como los planeo”
“Primero tenemos que localizar a las chicas. ¿Alguna idea?”
“Si el bicho ese está hambriento, apostaría por las cocinas”
“Pues vamos para allá”
Después de unos minutos de rastreo, la pareja dio con el lugar donde estaban las chicas secuestradas. No era en las cocinas. Tampoco en la carpa, sino….
“¿¡El dormitorio de Hugh!?” –preguntó Ángel entre dientes sin poder creer lo que veían sus ojos.
“Bloody hell eso que decías de que los humanos son incompatibles físicamente con los Scrups es un jodido mito” Spike ladeó la cabeza, arrugando la frente mientras intentaba imaginarse como era posible la postura en la que se encontraban secuestrados y secuestrador. Todo era un lío de garras, piernas, lenguas y… otras cosas que Spike no sabía ni como nombrar. Cambió una mirada de incredulidad con Ángel que también miraba la escena con los ojos como platos.
“No parece que estén en peligro inminente” dijo Ángel, haciendo una mueca de asco cuando el Scrups sacó su asquerosa lengua y se la metió al cocinero en salva sea la parte (o sea, el ano)
“ Puede que sí, o puede que no. Pero ahora mismo se lo están pasando en grande”
“No sabemos cuánto puede durar la buena suerte, no podemos arriesgarnos” Ángel dio un paso hacia delante, pero Spike lo agarró del brazo arrastrándolo fuera de la habitación antes de que fueran descubiertos. “¡Spike…!¿Qué?...”
“Tenemos que largarnos de aquí ahora mismo, membrillo. Si le cortamos el polvo a ese bicharraco, nos hace trizas, y no hablemos de las conejitas cachondas y el cocinero ese salido. O tal vez nos sirvan de menú para la cena. La salsa de polla de vampiro es muy apreciada por algunos…
“¿Salsa de…? Vamos, Spike, que no nací ayer… no digas más estupideces. Hace un rato insististe en venir y ahora te quieres ir ahí sin más, dejándolos desamparados en manos de ese demonio”
“No pintamos nada en esta función. Todavía estarán entretenidos un par de horas. Le damos el chivatazo a los del zoo de ahí fuera para que los cojan desprevenidos y los duerman con dardos. Limpio y sin riesgo”
Ángel se cruzó de brazos, sopesando la situación. Tampoco era tan mal idea. Su conejita tampoco estaba retenida, así que…
“Está bien. Vámonos antes de que nos descubran…”
“¡Woow, que dos ejemplares de vampiros más impresionantes!¿Se quedan a cenar y luego…” ambos se volvieron al escuchar la voz. El cocinero estaba tras ellos con un gran cuchillo en la mano y como su madre lo trajo al mundo, seguido por las chicas y el Scrups “Mientras traen el rescate prepararé una sopa con mucho condimento de…”
“¡Corre Spike, corre!” gritó Ángel saliendo a la carrera. Spike lo siguió sin chistar. Lo de la sopa de polla se lo había inventado para fastidiar a Ángel, pero por lo visto existía, y estimaba mucho su apéndice sexual como para perderlo por una gilipollez de ese tipo. Sintieron voces tras ellos, pero los vampiros eran más veloces, y se perdieron por la alcantarilla que habían utilizado para entrar. No pararon de correr hasta llegar a W&H, por si acaso. Ni se acordaron del coche que habían dejado allí.
Subieron en el ascensor en silencio hasta llegar al apartamento de Ángel, en el ático. El moreno llenó dos generosos vasos de su escocés favorito y le dio uno al rubio, que todavía jadeaba por la carrera. Después Ángel puso la TV, suspirando al escuchar que el secuestro se había resuelto sin víctimas, y el secuestrador había sido detenido. No especificaron nada más.
“¡Dios, menos mal! Por poco nos….” Ángel se bebió de un trago el whisky y se sirvió otro. Spike hizo lo mismo.
“Esos Scrups son unos bichos de los más repelentes, pero el cocinero es un jodido cabrón. Deberíamos buscarlo y darle un buen mordisco, aunque mejor no. Después de todo lo que ha estado haciendo con ese Scrups y lo que le han hecho a él… ¡puag!”
“Mejor nos emborrachamos para olvidar lo que hemos visto” dijo Ángel sirviéndole más licor.
“ Y después echamos un polvo” añadió Spike chocando el vaso. Ángel abrió mucho los ojos “estaba de broma, peache, no te hagas ilusiones”
“Como si fuera la primera vez” murmuró Ángel sonriendo de una forma que a Spike le recordó tanto a Ángelus que se endureció al momento sin poderlo evitar. Sonrió también. Algunas cosas no cambiaban nunca.
Fin.