Lamb & Flag
Spike y Giles se encuentran en un pub, tras el incidente con Wood de la Séptima Temporada.
Spike miró con satisfacción el cartel rojo con letras amarillas y sonrió. El “Cubo de sangre” de Sunnydale era una copia casi exacta del que él conocía en Londres, excepto por el hecho, que éste era frecuentado en su totalidad por demonios y otros seres de la noche… y porque la decoración interior en madera había sido sustituida-sabiamente- por una imitación menos peligrosa.
El dueño era un antiguo colega de correrías en sus primeros días de vampiro, antes de que Angelus lo tomara bajo su ala. Por llamarlo de alguna forma.
Tiró el cigarrillo al suelo y lo pisó, suspirando hondamente. Estaba harto de potenciales. Harto de oír los sermones interminables de Buffy y más harto aún de tener que esquivar a Anya, y sus continuos intentos de tirárselo. ¿Es que una chica no entendía cuando no quería decir no? Bueno, no es que él fuera el mejor ejemplo que poner, después de lo de Buffy… pero bollock, ya se lo había dicho de todas las formas que sabía, unas más amables que otras, y ella erre que erre. Y no es que él no tuviera necesidades, que las tenía, y muchas. Y mucho más con tanta chica en la casa, a veces medio desnudas correteando por allí. Y con Buffy… con esa tensión sexual que seguía latiendo entre ellos como un bloody volcán a punto de estallar.
Por eso tenía que salir todas las noches después de patrullar. Necesitaba distraerse, cansarse y alejarse de todo, aunque fueran unas horas. YLamb&Flag, versión estadounidense era perfecto para eso: le recordaba a su país natal, tenía buena cerveza… y nunca había llevado a Anya allí.
Empujó la puerta y entró decidido. Nada como una buena pinta de cerveza y un plato de pastel de riñones en su punto para olvidarse de sus penas.
El local estaba menos concurrido que de costumbre. Se estaba corriendo la voz de que algo gordo iba a pasar en la ciudad, y los más inteligentes la estaban dejando. Él debería haberlo hecho, por el bien de todos, pero Buffy le había pedido que se quedara, le había dado una esperanza, aunque vaga de que sentía algo por él. De que lo necesitaba, y esta vez no de una forma sexual, sino como alguien especial en quien apoyarse. Y eso era algo. Era demasiado, después de lo que casi le hizo.
Sacudió la cabeza para borrar los dolorosos recuerdos de esa noche. No había vuelta atrás, pero podía hacerlo mejor. Podía ayudarla, apoyarla y estar con ella hasta el final. Morir por ella, junto a ella, con ella. Sería su premio.
Fue directo a la barra y le hizo una seña al camarero para que le sirviera. Al minuto tenía ante sí una espumosa jarra de cerveza, y un plato con unos ganchitos. El camarero conocía muy bien sus gustos, y ya no necesitaba ni siquiera preguntarle.
Bebió el líquido elixir casi sin respirar, dejando la jarra sobre la mesa con un golpe seco, pidiendo otra. Mientras esperaba, distinguió por el rabillo del ojo una figura familiar que estaba un par de tipos más allá. Maldijo para sus adentros. El bloddy puto jodido ex bibliotecario. ¿Es que un vampiro decente no podía pasar un buen rato sin tener que soportar la presencia de vigilantes resentidos con tendencias homicidas?
Pensó en pagar y largarse, pero antes echó otro vistazo a su… ¿Qué? Ya no sabía ni cómo llamarlo. Parecía tan agobiado y triste como él. Eso le alegró… por un momento. Sabía que Buffy había tenido una conversación bastante dura con él, después de su intento de distraerla para que Wood hiciera (o más bien intentara) el trabajo sucio. No le perdonaba que la hubiera traicionado, utilizado. Y Spike tenía que reconocer muy a su pesar que el viejo quería a la Cazadora, era como un padre demasiado protector, aparte de que a él no lo tragara. En su fuero interior lo comprendía y hasta lo disculpaba.
Por un momento sus miradas se encontraron, ambas de fastidio no disimulado, pero Spike decidió que era mejor afrontar la situación, y cogiendo su jarra de cerveza recién llenada, se dirigió a Ripper con esa sonrisa sardónica que sabía que tanto le molestaba.
“¿Añorando la vieja madre patria, Rupert?”
“¡Piérdete, Spike!”
“Parece que no estamos de humor… Como siempre. ¿Sigue Buffy sin hablarte todavía?”
“Bloody hell, Spike, deja de tocarme los…”
“Hey, Ripper, relájate. No te guardo rencor por intentar liquidarme”
“Ya, claro” Giles comenzó a alejarse de él, hasta llegar a la otra esquina de la barra. Spike pidió dos whiskys y lo siguió con paso cansino, pero seguro. El inglés más mayor hizo una mueca de disgusto y fue a protestar, pero el rubio le tendió el vaso con esa sonrisita enervante que fastidiaba a todo el mundo. “¿Por qué no me dejas en paz de una maldita vez?”
“Ya me gustaría, ya” Spike sonrió aún más y chocó el vaso con el suyo “Pero supongo que Buffy se cabrearía bastante conmigo. En el fondo te aprecia”
“Eres un peligro, Spike. Lo sabes. No podemos arriesgarnos a…”
“Ella no quiere que me vaya y no voy a hacerlo” Spike bebió un trago de su bebida sin dejar de mirarlo “No puedo estar todo el día pendiente de mis espaldas además del Primero. La Cazadora nos necesita a ambos, así que será mejor que hagamos una tregua, o lo que sea”
“Si el Primero vuelve a tomar el control sobre ti… te mataré”
“Lo intentarás” Spike levantó su vaso instando al vigilante a brindar. El otro lo hizo de mala gana “Ahora, ¿Por qué no me cuentas alguna batallita de tus años en Oxford, Ripper? He oído algunas cosas…”
“Ni lo sueñes”
“Ya veremos” Spike llamó al camarero, pidiendo una botella de su mejor Whisky. Le hizo una seña a Giles para que le siguiera a una mesa “A cambio te contaré mis correrías con Angelus en Londres en el Siglo XIX”
“¿Por qué te crees que a mí me interesa…? De acuerdo. Tú primero. Esa de la Catedral de Londres en la que tú y él…”
“¿Cómo sabes eso? ¡No viene en los bloody libros de vigilantes!”
“Angelus mencionó algo cuando me tuvo secuestrado” Giles rellenó los vasos, esta vez con la gran sonrisa en sus labios, bastante más animado, a diferencia de Spike que tenía el ceño fruncido.
“¿Qué te contó?”
“Algo sobre tú y él encima del altar mayor…”
“¡Eso es una jodida mentira!”
“…con una de las mojas”
“Ah, eso. Entonces sí” Spike se bebió de un trago el whisky y volvió a llenar su vaso “Él y yo y la monja. Fue bloody genial. Apoteósico.
“¿Qué habías creído que decía?”
“Nada, nada Rupert. Venga, empieza con las batallitas”
Giles sonrió abiertamente, totalmente relajado por primera vez en meses. ¿Spike y Angel…? No, no podía ser. O sí. Eran dos vampiros malvados y sin alma entonces… Como Ethan Rayne y él en sus tiempos mozos en Oxford… Suspiró. ¡Qué tiempos!
“Está bien. Corrían los brillantes ochenta cuando…”