Encuentro en otro mundo
Buffy nunca pensó que sería capaz de viajar al pasado para conocer al verdadero William Pratt, pero tras enterarse por Ángel que el rubio vampiro había perecido en la batalla de Los Ángeles toma esa decisión. ¿Es William lo que ella esperaba?
Inspirado en el f.f. "1880"
Introducción
Buffy llegó a las nuevas oficinas de ‘Wolfram & Hard’ en Los Ángeles a la hora pactada: Las cinco en punto de la tarde. Estaba nerviosa y preocupada. Si Ángel había dado el paso de llamarle para hablarle de Spike, tenía que ser algo grave. Ella pensó hasta hacía dos días que el rubio vampiro había muerto en Sunnydale hacía ya casi dos años, en la terrible batalla en la boca del infierno, pero no. Andrew le confirmó que le había visto vivito y coleando -todo lo vivo que puede estar un vampiro, claro.
Si lo hubiera sabido antes… pero no. Nunca podía imaginar que Spike no la buscara, si sobrevivió a aquello. Sabía que él no la había creído cuando le declaró su amor, pero también sabía que Spike no era de los que abandonaban. Era el único hombre de su vida que no lo había hecho…así que le dolió comprobar que no era así. Ni siquiera una llamada telefónica…nada.
Unos meses antes hubo otra gran batalla, esta vez en Los Ángeles, pero su ex, no la llamó pidiendo ayuda. Buffy no tenía muy claro todavía en qué sitio estaba el moreno, pero hubiera ido en su ayuda…y habría visto a Spike. Quizás de eso quería hablarle Ángel. De Spike y su nueva vida en Los Ángeles… Sacudió la cabeza para aclararse. Pronto lo descubriría.
Se identificó a la entrada y un guardia muy corpulento, presumiblemente demonio, la acompañó hasta la oficina de Ángel. La hizo esperar unos segundos en la puerta y luego le indicó que podía entrar. Sintió una extraña opresión en el pecho al ver a su ex novio sentado tras la gran mesa de roble. Aunque los vampiros no cambiaban, le veía más viejo, distinto.
“Hola Buffy. Siéntate por favor” el vampiro le señaló un sillón al otro lado de la mesa, pero ella negó con la cabeza. Estaba demasiado nerviosa para sentarse.
“Me gustaría que fueras al grano. He dejado patas arriba una academia de cazadoras en Londres” Ángel no se inmutó. Nunca había visto a Buffy tan seca con él, ni siquiera cuando fue Ángelus. Le miraba fríamente, y el único sentimiento que se podía adivinar en sus facciones era la indiferencia. Lo comprendió enseguida: Buffy ya no sentía nada por él. Y lo que era mejor, él tampoco por ella.
“Yo tampoco tengo tiempo que perder, soy un hombre muy ocupado” Ángel abrió el cajón derecho de su mesa y sacó un sobre “Como bien sabes, Spike estuvo con nosotros de forma accidental después de lo ocurrido en Sunnydale. Al principio fue como un grano en el culo, pero después se integró perfectamente en el grupo. Resolvimos nuestras pequeñas diferencias y me fue de mucha utilidad en la lucha contra el mal”
“Me parece genial” contestó Buffy aún más seca todavía “Supongo que tú le convencerías para que no me llamara, ¿no?”
“Fue decisión suya. No estaba muy seguro de lo que sentías por él y después con lo del Inmortal…” Buffy fue a replicar, pero Ángel le hizo una seña con la mano para que le dejara terminar “No voy a juzgarte, Buffy. Ni a él. Solo quiero darte esto de su parte” Ángel le tendió la carta y ella lo miró interrogante. “La encontré el otro día en su apartamento. Después de la gran lucha final, todo fue un caos. Yo estaba mal herido y de él no había ni rastro. Illyria cuidó de mí, y me llevó a un refugio de W&H hasta que me recuperé. He tardado meses en hacer que todo volviera a la normalidad, he estado buscando a Spike, pero sin éxito. La semana pasada fui a su apartamento. Ya ni me acordaba que lo tenía, y encontré la carta. La tuvo que escribir el último día”
“¿Crees que ha muerto?” preguntó la rubia con voz trémula.
“Con Spike nunca se sabe. Pero creo que sí. De otro modo hubiera vuelto en cuanto hubiera podido. Era feliz aquí”
Buffy cabeceó. Miró la carta en sus manos temblorosas con su nombre. Ángel se levantó, dando por terminada la charla.
“Te dejaré sola para que la leas. Si necesitas algo, díselo a mi secretaria”
Ángel salió y cerró tras de sí. Echaba de menos a Connor, a Wesley y a todos los demás. Pero para su desgracia, a quien más echaba de menos era a Spike. Era como un hijo para él, aunque no lo hubiera convertido él mismo. ¿Qué habría sido de él?
Buffy abrió el sobre con sumo cuidado. Sacó una cuartilla doblada en dos y la olió. Era extraño, pero el papel olía a él, todavía. Repasó las líneas perfectamente escritas con una caligrafía cuidada y suspiró. Algo le decía que era una carta de despedida. Esta vez para siempre.
“Hola pet.
Ángel nos ha dicho que aprovechemos el día como si fuera el último, y creo que esta vez tiene razón. Lo que se avecina es infinitamente peor que lo ocurrido en Sunnydale, y allí no sobreviví.
Después de ponerme ciego de chupitos de Whisky, he conseguido superar mi miedo al ridículo y he recitado algunos de mis poemas en un jodido club de poesía. Lo mejor de todo: he triunfado.
Y ahora estoy aquí, en un rincón de este antro, un poco borracho escribiéndote estas dos letras. Quería haberte llamado por teléfono, decírtelo cara a cara, pero si estoy equivocado y me amaste alguna vez, no quiero que pases por el dolor de perderme dos veces en un año. Y si no es así… ¡Bloody hell! No sé por qué me hago ilusiones.
No me hagas caso. Solo quiero decirte que eres la mujer que todo hombre busca: generosa, valiente y fuerte. Emanas poder y sexualidad a tu paso. Hay que estar ciego o loco para no verlo. Yo lo vi la primera vez que nos encontramos, y todavía lo veo.
Me hubiera gustado que fuéramos personas normales, ni vampiro ni cazadora, dos seres humanos solo. Entonces te habría conquistado. Estoy seguro que me hubieras amado cuando conocieras al verdadero William que vive en mí.
Dios, te quiero, cazadora. Y hubiera querido ser el padre de tus hijos.
Recuérdame.
Con amor, William Pratt. Spike.
Capitulo 1
Willow miró con preocupación a su amiga. Llevaba dos días en cama, sin comer, sin hablar ni dormir. Apretaba un papel contra su pecho como si fuera su mayor tesoro. Sabía por Ángel que era una carta de despedida de Spike. El vampiro había llamado a Londres, preocupado por la reacción de Buffy al leerla. No había derramado ni una lágrima, ni le había dicho nada. Salió sin tan siquiera despedirse.
Gracias a Dios, ella había vuelto de África, tras dejarlo con Kennedy, para integrarse en el Nuevo Consejo de Vigilantes y Cazadoras. Ahora estaba allí, intentando ayudar a su amiga. Pero para ayudar, necesitaba saber cómo.
Se acercó a la cama y se sentó, apartando un mechón de pelo de la frente de Buffy. Ella no se movió. Seguía con la mirada perdida.
“Buffy, cariño. ¿Puedo hacer algo por ti?”
Nada. Ni un pestañeo.
“No sabes si Spike está muerto… del todo. Quizás se largó por ahí cuando todo terminó… puedo hacer un hechizo de localización si quieres” Buffy movió los ojos, mostrando algo de interés “Tenemos esta carta. Es algo suyo. No tardaré ni cinco minutos”
“¿De verdad lo harías?” Willow sintió pena por ella. ¿Y si realmente estaba muerto? Del todo.
“Claro. Si es lo que quieres”
“¡Por favor!”
Willow asintió con la cabeza. Buffy saltó de la cama como una gacela. Parecía haber vuelto a la vida de pronto.
“Voy a por las cosas que necesito”
Buffy paseó por la habitación hasta que su amiga volvió. Seguía atentamente todos sus movimientos. Willow encendió su portátil y entró en su página personal. Allí pinchó en un enlace y un gran mapa mundial apareció en la pantalla. Buffy alzó las cejas.
“La magia ha avanzado mucho. Haré el hechizo, y en el mapa se iluminarán puntitos amarillos donde haya demonios, y si aparece uno rojo, será Spike”
“¿Estás segura?”
“Por supuesto. La carta nos servirá para diferenciarlo de los demás demonios. Si está en este mundo, aparecerá”
Buffy asintió y esperó impaciente a que su amiga terminara el hechizo. Unos segundos después el mapa se iluminó. Millones de puntos amarillos llenaron el mapa, pero ninguno rojo.
Willow lo intentó dos veces más, con el mismo resultado. Ni rastro de Spike.
“Lo siento” dijo la pelirroja al ver como los ojos de su amiga se llenaban de lágrimas, abrazándola.
“Y yo siento no poder volver atrás… Siento no haberle dado una oportunidad. Si pudiera… lo haría”
“Se puede”
“¿Qué?” Buffy rompió el abrazo y miró fijamente a los ojos a su amiga “¿Se puede volver atrás en el tiempo?”
“Hay un hechizo que hemos estado probando en África, pero solo conseguimos mover objetos”
Buffy se quedó pensando unos momentos, luego sus ojos brillaron.
“Tienes que ayudarme, Wills. Quiero conocer al verdadero William. Al humano. Al que vivió a finales del siglo XIX”
“¿Estás loca? Es muy peligroso, sin mencionar que estarías un poco fuera de sitio en ese siglo. Además, ¿Cómo encontrarías a Spike? Londres es muy grande. No sabes nada de él como humano”
“Sé su nombre y apellido real. William Pratt y en cuanto a lo demás… lo prepararemos todo”
“Buffy, no puedes cambiar la historia. Eso podría ser terrible”
“No quiero cambiarla. Solo quiero conocerle como realmente era. Darle la oportunidad que tanto me pidió… ¡Willow tengo que hacerlo!”
“Estamos hablando de hace casi dos siglos, Buffy. Spike y William deben de ser muy diferentes… en todo. Puede que te lleves una desilusión aún mayor”
“¿Vas a ayudarme o no?” Willow pensó durante un segundo y después asintió. “Gracias”
“Espero no tener que arrepentirme” gimió la bruja suspirando pesadamente.
Dos días después todo estaba preparado. Willow había hecho un círculo mágico en medio de la sala de estar de la casa de Buffy. Velas pequeñas de color blanco lo rodeaban. La bruja vertió una arenisca de color rosado en el interior y mientras trazaba unos signos indescriptibles, murmuró las palabras mágicas.
Buffy esperaba impacientemente fuera de él, mirando a su amiga con interés. Se había convertido en una poderosa bruja, aunque no había tenido suerte con el amor.
De pronto, un portal mágico se abrió dentro del círculo. Willow se acercó a ella con los ojos incandescentes clavados en la nada.
“¿Ya está?” le preguntó Buffy. Willow levantó sus manos al cielo y después la señaló. Buffy vio como sus vaqueros y su camiseta se trasformaban en un vestido de época similar al que llevó en Halloween cuando tenía dieciséis años y Spike casi se la come. Su pelo también había cambiado y sus zapatos. “Wow, solo me falta una maleta con el equipaje” dijo al verse en el espejo del comedor. De la nada, una vieja maleta apareció en su mano izquierda.
“Tienes que irte, Buffy. Traspasa el portal. Cuando quieras regresar, di mi nombre tres veces, y te traeré de vuelta. Si necesitas algo, deséalo con fuerza y lo tendrás”
“Gracias, Wills” la cazadora se acercó a su amiga y la abrazó. Después se encaminó al portal, dándole una última mirada “Guárdame el secreto. No quiero preocupar a nadie”
La bruja asintió y Buffy desapareció, junto con el portal. Willow volvió a su estado normal y suspiró. ¿Estaría cometiendo un error al ayudarla? Esperaba que no.
Capitulo 2
Buffy soltó una maldición cuando aterrizó sobre los duros adoquines con el trasero. Apretó fuertemente la maleta. Había oído hablar de los rateros de Londres, y no quería perder lo que Willow hubiera metido en ella.
Se levantó con cuidado mirando a su alrededor con preocupación. Estaba en medio de un parque, un oscuro y tétrico parque, posiblemente Hyde Park. ¿Cómo encontraría a William? Necesitaba ayuda. ¡Dios! ¿Por qué no había pensado en eso? Y si encontraba a William ¿Cómo se acercaría a él? Estaba en el siglo XIX, y las mujeres de entonces no eran tan atrevidas como para hablar con un hombre, sin haber sido presentados primero. Necesitaba ayuda urgentemente. ¡Willowww!
Estaba a punto de desesperarse cuando la maleta se iluminó. Se agachó y la abrió, encontrando un sobre amarillento dentro. Lo cogió con cuidado y leyó la dirección: Llevaba el nombre de su padre, y la dirección de Sunnydale. Le dio la vuelta para ver el remite, no podía creerlo, estaba a nombre de James David Pratt, el padre de William, suponía, y venía una dirección del West End.
Leyó la carta por encima y sonrió. Ya tenía coartada para ver a William.
“Gracias, Willow” dijo mirando al cielo. Después salió del parque a toda prisa. Necesitaba alquilar un carruaje, o lo que fuera que se estilara en aquellos tiempos a tipo de taxi, para que le llevara allí.
Había encontrado cincuenta libras entre monedas y billetes en un pequeño bolso dentro de la maleta, toda una fortuna en aquella época, supuso.
Le llevó más de una hora encontrar un carruaje libre. Londres era una ciudad noctámbula y los carruajes no paraban de pasar, ocupados todos ellos.
Por fin, uno se detuvo a unos pasos de ella, cuando le hizo una seña. El cochero la miró de mala manera. No era muy normal que una mujer caminara sola en medio de la noche.
“Necesito que me lleve a esta dirección” le dijo Buffy sacando un billete de cinco libras junto con el sobre “¿Puede llevarme, por favor?”
Al cochero se le iluminaron los ojos. La casa en cuestión estaba cerca, era un buen negocio.
“¿Es usted americana, señorita?” respondió el cochero bajando del pescante para abrirle la portezuela.
“¿Cómo lo sabe?” preguntó Buffy con el ceño fruncido.
“El acento. Además, solo a una americana se le ocurriría caminar sola a estas horas por el West End. ¿No sabe que es muy peligroso?”
“No para mí” susurró Buffy metiéndose dentro del coche.
El cochero se encogió de hombros y cerró la puerta tras ella, subiendo nuevamente al pescante.
‘Estos americanos están todos locos’ pensó fustigando a los caballos. El carruaje empezó a moverse lentamente, mientras Buffy leía la carta por segunda vez, ahora con más tranquilidad. ¡Willow era un hacha!
Unos minutos después el carruaje se paró ante una hermosa casa de dos plantas. Buffy se bajó agarrando la maleta con fuerza y caminó decidida hasta la puerta principal. Respiró hondo antes de llamar a la aldaba con fuerza. Poco después, se abrió y una mujer de pelo rubio y ojos azules terriblemente conocidos para ella le sonrió.
“¿En qué puedo ayudarla, querida?” le preguntó con voz dulce. Buffy se aclaró la garganta, no muy segura ahora de seguir o no.
“Buenas noches, señora. Desearía ver al señor James William Pratt”
Los ojos de la mujer se ensombrecieron, pero enseguida volvió a sonreír.
“Mi esposo murió hace unos años. De unas fiebres…fue muy rápido”
“Lo siento, señora” dijo Buffy con sinceridad. Había preguntado antes por el padre de Spike siguiendo una corazonada. “Me llamo Buf… Elizabeth Summers. Su esposo fue un gran amigo de mi padre, Frank Summers”
“¿Summers? No consigo recordar ese apellido…” la señora pensó un segundo y después se apartó de la puerta “¿Quiere pasar? La noche está un poco fría y no me encuentro nada bien de salud”
“Gracias, señora” Buffy entró en la casa y la madre de Spike la guió hasta el saloncito de costura. Una gran chimenea llameaba con furia. Buffy miró a su alredor con interés. Quería saber todo lo posible sobre el antiguo William.
“No eres de aquí, ¿verdad? Tienes un acento un poco extraño”
“Soy americana, señora. De California”
“Llámame Anne, querida. Podemos tutearnos, ¿no?”
“Si así lo desea…Anne”
‘Dios’ pensó ‘¡la madre de Spike se llamaba Anne, como mi segundo nombre!’
Anne tomó asiento y le indicó con un gesto a al chica que hiciera lo mismo.
“Y bien, Elizabeth. ¿Para qué querías ver a mi difunto esposo? Quizás yo pueda ayudarte, o mi hijo William”
“Verá…es algo…delicado” Buffy sacó la carta, sintiendo un repentino arrepentimiento por lo que iba a hacer. Pero ya no podía volverse atrás “Parece ser que el señor Pratt y mi padre convinieron hace años un matrimonio entre su hijo William y yo… Lo dice aquí, en esta carta que encontré hace unas semanas, tras la muerte de mi padre”
Anne tomó la carta, un poco pálida y la leyó con interés. Era casi un contrato matrimonial, y al final estaba la firma de su marido. ¿Cómo era posible que James hubiera hecho algo así sin comentárselo?
“Yo… yo no estoy de acuerdo con los matrimonios de conveniencia, querida” dijo Anne devolviéndole la carta y poniéndose en pie “Quiero que mi hijo se case por amor”
“Claro, Anne… Yo también quiero casarme por amor. No he venido aquí para hacer efectivo este acuerdo…Es solo que me quedé sola. Mis padres han muerto y no tengo donde ir. Usé todos mis ahorros para venir aquí. Solo tenía curiosidad por saber como era mi prometido”
“William es un hombre muy sensible. Es un poeta, algo que no es muy habitual en su círculo de amigos. Él es lo único que tengo en el mundo”
Su voz se endureció en la última frase. Se veía que Anne adoraba a su hijo.
“No voy a hacerle daño, Anne se lo prometo, solo quiero conocerle”
Anne asintió con la cabeza y después volvió a sentarse, sin dejar de mirarla a los ojos.
“William está en el club, pero me dijo que vendría a cenar conmigo. Siempre cena conmigo. Es un buen hijo”
“Si, lo es” Buffy esperó pacientemente hasta que la mujer volvió a hablar.
“Quédate a cenar. Le mostraremos la carta a William. Tiene derecho a saberlo”
“Claro”
“Es un hombre de honor, si su padre prometió al tuyo que se casaría contigo, lo hará”
“¿Qué?” gritó Buffy sin poderse contener. Las cosas se habían ido de sus manos “Ya le dije…”
“Querida, el incumplimiento de promesa de matrimonio es un delito, y no quiero ver a mi hijo entre rejas”
“Pero…” Buffy no pudo continuar. Oyó como la puerta principal se abría y unos pasos muy conocidos se dirigían hacia donde ellas estaban.
“Buenas noches, madre”
Buffy se congeló. Allí estaba William. Spike humano.
“Señorita…”
“Se llama Elizabeth Summers, hijo. Mi hijo, William” los presentó la mujer.
“Encantado de conocerla, señorita Summers”
La pareja se miró entre sí. Buffy no podía ni hablar. Apenas podía reconocer al vampiro en el hombre que tenía ante sí. Sus modales eran exquisitos, su forma de hablar… y su ropa… tan rara…
Él a su vez repasó tímidamente con la mirada a la visitante. El vestido era algo extraño, un poco anticuado, pero lo que más le llamó la atención era la forma en que temblaban sus labios mientras lo examinaba. Retiró la mirada un poco turbado. Ninguna mujer lo había mirado de esa forma en toda su vida.
William carraspeó y volvió la atención a su madre, que les miraba a ambos atentamente.
“¿Cómo pasaste el día, madre?”
“Mejor, no te preocupes hijo”
“Siempre me preocupo por ti” William se acercó a su madre y depositó un beso en su mejilla. Buffy todavía no atinaba a hablar. Le era extraño verlo con aquel peinado y ropa. ¡Con lo condenadamente bien que le quedaban los vaqueros ajustados y el duster…!
“La señorita Summers es americana, William. Parece que tu querido padre y el suyo eran amigos hace años”
“¿Ah si?” William se volvió hacia Buffy, con inusitado interés “Mi padre nunca estuvo en América”
“El mío vino aquí hace años por negocios…” dijo Buffy rápidamente recobrando la voz “Se conocerían entonces”
“Probablemente” concluyó William dando por cerrado el tema. Cruzó los brazos sobre su espalda y comenzó a pasear por la habitación “Madre, estoy muy preocupado por ti. Deberíamos ver a otro doctor”
“Tengo al mejor de la ciudad, cariño. Solo es un catarro. Ahora tenemos otra cosa de qué preocuparnos” Anne giró la mirada hacia Buffy y ésta enrojeció hasta las orejas. Se sentía como un bicho raro.
“Nada es más importante que tu salud” insistió él.
“Esto sí. Lee esto” Anne le pasó la carta y él comenzó a leer, frunciendo el ceño conforme lo iba haciendo. No levantó la mirada del papel hasta que la leyó dos veces. Buffy sonrió por lo bajo cuando lo vio ponerse unas gafas, lo que le recordó a Giles. Después de leer la carta, las guardó en el bolsillo interior de su chaqueta.
“Padre no me habló nunca de ningún acuerdo de matrimonio” dijo secamente mirando a su madre.
“A mí tampoco, cariño, pero esa carta no deja lugar a dudas. Es la letra y firma de tu padre, y en ella se compromete con Frank Summers a que tú y su hija os caséis”
“¿A eso ha venido, señorita Summers?” William volvió su atención a la americana, con los ojos echando chispas “¿Quiere que cumpla la promesa que hizo mi padre hace casi veinte años?”
“Yo…solo quería conocerte, William. No tengo a nadie en América y…”
“Será mejor que dejemos el tema para mañana, queridos” interrumpió Anne poniéndose en pie “William, conduce a la señorita Summers a la habitación de huéspedes, yo mientras le diré a Rouge que somos uno más para la cena”
“¿Se va a quedar aquí? ¿Por qué?” la señora Pratt miró a su hijo con reproche. ¿Qué le pasaba? William nunca había sido descortés con nadie.
“Cuida tus modales, jovencito” le regañó. “Ahora hazme el favor de hacer lo que te digo. Elizabeth debe de estar cansada después de un viaje tan largo, ¿Verdad?”
Buffy asintió con la cabeza y Anne le sonrió.
“Le diré a Rouge que te suban la cena a tu cuarto, si lo prefieres”
“Si, gracias” se apresuró a decir Buffy. No soportaba las miradas de William, llenas de rencor, muy parecidas a las de Spike cuando eran enemigos.
Caminó hacia la puerta y William se movió con rapidez para abrirle la puerta. Eso le recordó otro gesto del vampiro, el día que le confesó su amor. William era todo un caballero, y Spike no podía abstraerse a sus finos modales humanos.
“Gracias” le dijo caminando delante de él. William masculló algo ininteligible y la siguió escaleras arriba, llevando su maleta. Se sentía observada por él. Seguro que la consideraba una aprovechada.
Por fin él se paró delante de una puerta y tras dejarle la maleta en la entrada de la habitación, se excusó educadamente y se fue.
Buffy se encogió de hombros y entró. Realmente estaba cansada. Ver a William la había trastornado un poco, no esperaba que fuera un hombre educado y de buena posición económica y tan…tan… ¿Afeminado?
Después de asearse un poco, vino una mujer trayendo una bandeja de comida, de la que dio buena cuenta. Bostezaba, pero tenía curiosidad por ver la habitación de William, así que salió a la escalera y escuchó, para cerciorarse que estaba abajo con su madre. Sin embargo, no oía nada. Dudó un poco, pero al final bajó las escaleras. Fue hasta la puerta del comedor y pegó la oreja. Ahora si podía escuchar sus voces con claridad. Anne le decía a William algo referente al honor y él le respondía que no podía casarse con ella, porque estaba enamorado de otra mujer.
¿William enamorado? Spike nunca le contó nada parecido, aunque hablaba poco de su vida como humano con ella. Aguzó más el oído y frunció el ceño al escucharle decir el nombre de su ‘amada’.
“¿Te refieres a la pequeña de los Underwood? ¿Cecily Underwood?” la voz de Anne era suave, pero mostraba extrañeza.
“Ella misma. Quiero que forme parte de esta familia en breve, madre. Es la mujer adecuada para mí: es educada, de buena familia y hermosa”
“¿Y ella te corresponde? ¿Te has declarado ya?” Buffy apretó los dientes. Le molestaba terriblemente escuchar a su Spike, aunque fuera William decir que amaba a otra.
“No lo sé. Nos hemos visto algunas veces en el club… y en algunas fiestas, pero todavía no le he pedido su mano. Tú estas enferma y…”
“Cariño, tienes que pensar a ti. Tienes veintiséis años y es hora que busques una buena mujer que te cuide”
“Por lo visto padre se adelantó” masculló William recobrando la compostura ante una mirada de advertencia de su madre “Lo siento, madre”
“Creo que me voy a dormir, querido. Piensa muy bien lo que vas a hacer, el honor de la familia está en juego.
“Lo haré, buenas noches madre”
Buffy corrió escaleras arriba antes de ser descubierta. El corazón le latía furiosamente, por el esfuerzo físico y la ira. ¡William no la veía como la esposa adecuada! ¡Era gracioso! Pero, ¿Quién sería esa Cecily?
Capitulo 3
William se pasó toda la noche dando vueltas en la cama. ¿Cómo pudo su padre hacerle algo así? ¿No le veía capaz de conseguir esposa por sí mismo? Se sentía frustrado y ofendido. Y para colmo, la mujer que le había buscado como esposa era americana. Todo el mundo sabía que los americanos carecían de modales y de buenas costumbres. Eran nuevos ricos sin ninguna clase ni refinamiento. Además, había algo en esa mujer que no le gustaba, no sabía exactamente qué, pero le desagradaba profundamente.
Se levantó refunfuñando, y tras lavarse y vestirse, bajó para desayunar. Arrugó la frente cuando la vio sentada a la mesa, tomando un vaso de zumo de naranja. Ni siquiera había esperado a que su madre bajara. Se paró un segundo en la puerta del comedor y suspiró. Esa chica era una descarada. Entró pisando fuerte y ella levantó la mirada hacia él.
“Buenos días, señorita” la saludó de mala gana sentándose en la otra punta de la mesa.
“Buffy. Puedes llamarme Buffy” respondió ella tratando de sonreírle.
“No me parece correcto”
“¿Por qué no? Estamos prometidos desde que éramos unos niños, así que…”
“¿No esperará que hagamos efectivo ese absurdo contrato, verdad? No somos en nada compatibles” William se sirvió una taza de té y Buffy se maravilló de la forma tan artística en que lo hacía. William era un burgués, pero sus ojos azules brillaban de ira bajo las pequeñas gafas. Ese brillo le era muy familiar, y por experiencia sabía que su antiguo ex estaba tratando de dominar su carácter.
“¿Tan terrible te parecería?” William alzó una ceja, otro signo particular que le recordó a Spike. Le parecía mentira que William pasara de ella de esa forma “¿Es que… estás enamorado de otra?”
“Eso no es asunto suyo. No tengo por qué darle explicaciones sobre mi vida privada. No soy nada suyo” William se levantó abruptamente de la mesa y salió de la habitación sin despedirse. Esa mujer le enervaba cada vez más los nervios. Estaba cogiendo su abrigo cuando su madre apareció ante él, parecía preocupada “Buenos días, madre” le dijo besándola en la frente con cariño.
“Buenos días, William. ¿Ya te vas?”
“Si. Quiero hablar con el abogado de la familia sobre esto” Anne vio como se metía la carta en el bolsillo y suspiró. “Me está volviendo loco, madre”
“Es una buena chica, querido. Deberías darle una oportunidad”
“¡Ni en un millón de años!” respondió con vehemencia. Anne le sonrió tímidamente y el trató de calmarse. Su madre no tenía culpa de nada “Volveré tarde, no me esperes para almorzar”
Era media tarde cuando William regresó a la casa. Buffy se había pasado toda la mañana charlando con Anne sobre él. William había sido un niño muy deseado y tal vez sobreprotegido por su madre. Él se había dedicado a cuidar de su ella cuando su padre murió en un accidente, y eso lo había abstraído mucho más.
Apenas salía, pues temía que le pasara algo. Descubrió que había estudiado en Oxford, y se había doctorado en Literatura inglesa. Buffy recordó cuando Spike le contó una vez como tuvo que cambiar de personalidad para adaptarse a la banda de Ángelus y se maravilló con horror al descubrir por sí misma lo grande que había sido ese cambio. Spike en todas sus versiones se adaptaba al medio para sobrevivir, eso estaba claro.
Estaban las dos tomando el té en la sala de costura cuando él entró. Estaba muy serio, pero tranquilo.
“Hola cariño, ¿Qué tal el día?”
“Horroroso, madre” Anne se encogió un poco en la silla. William suspiró pesadamente evitando mirar a Buffy. Después se acercó a su madre y la besó en la frente “He estado hablando con los abogados…la carta parece auténtica”
“Bueno hijo, no es el fin del mundo…”
“No voy a casarme con usted, señorita” gruñó volviéndose hacia Buffy. Ella le sonrió con suficiencia, bebiendo un sorbo de te “Si lo que quiere es dinero, ponga la cantidad”
“¡William!” exclamó la señora Pratt llevándose una mano a la boca “Estás ofendiendo a Elizabeth”
“No se preocupe, señora. Seguro que William no pretendía eso” lo defendió mirándolo fijamente “Ya te dije que no vine para casarme contigo. Solo quería conocer al hombre que mi padre eligió para mí, tenía curiosidad”
“¿Es cierto eso?” ella asintió con la cabeza, sonriendo otra vez cuando él comenzó a pasear por la habitación con las manos cruzadas en la espalda de una manera un poco cómica “bien, supongo que no pasa nada por conocernos un poco… ¿no madre? Eso no implica nada personal”
“Claro, cariño. Sería estupendo que llevaras a Elizabeth a esa fiesta que te han invitado. Es una buena ocasión para charlar ¿sabes que a ella le gusta leer libros antiguos?”
“¿Si? ¿Cuáles?” Buffy tragó fuerte. No podía decirle que eran libros esotéricos sobre demonios, hechizos y vampiros. Se moriría del susto.
“Los clásicos sobre todo. Shakespeare es mi favorito”
“El mío también. Interpreté a Macbeth en el instituto. Fue soberbio”
“Ya me imagino”
El ambiente se suavizó por fin. William volvió a llenar las tazas de té y se sentó junto a Buffy en el sofá, de una forma tan delicada que la hizo sonreír. El frunció el ceño, pero no dijo nada. Se pasaron toda la tarde hablando de Shakespeare, rompiendo por fin el muro que William había construido entre los dos el día que se conocieron.
William miró su reflejo en el espejo y sonrió satisfactoriamente ante lo que veía. Se había comprado un traje nuevo para la ocasión. A esa fiesta aparecería Cecily y era una buena oportunidad para acercarse a ella. El problema estaba en que no sabía cómo. Sus dotes de seductor eran nulas, y no se veía capaz de entablar una conversación con ella. Se anudó mejor la corbata y suspiró. Cecily era algo inalcanzable, nunca le había hecho el menor caso, ahora no iba a ser mejor. Tocaron a la puerta con suavidad y William se volvió para mirar a su visitante. Se quedó con la boca literalmente abierta cuando la vio. Elizabeth estaba preciosa vestida con un sencillo vestido de seda verde y encaje, con un discreto escote a la moda y un sofisticado moño en la cabeza. No llevaba joyas, pero no es que las necesitara, ella brillaba por sí misma.
“Estás increíble, Elizabeth” no pudo evitar murmurar sin quitarle los ojos de encima.
“Tu estás muy elegante con ese traje, aunque tienes la corbata torcida. Déjame que te la arregle” Buffy se acercó decididamente a él y le colocó la corbata sin mirarle a los ojos. Estaba nerviosa por el simple hecho de tocarlo, y no confiaba en sí misma “Ya está. ¿Podemos irnos ya?”
“¿Crees que estoy bien de verdad?”
“Si, pero yo eliminaría las gafas” dijo Buffy quitándoselas de la cara.
“¡Las necesito! ¡Voy a chocarme con todo lo que encuentre a mi paso!”
“Vamos, William. Las usas para leer y escribir, te he observado. No las necesitas de lejos”
“Pero…”
“Pero nada. Y llevas el pelo demasiado repeinado” Buffy se acercó otra vez y le peinó con los dedos, echándole el pelo para atrás “Así estás mejor. Apenas se te veían esos preciosos ojos azules que tienes”
“¿Te parecen bonitos?” le preguntó él un poco aturdido.
“Los más bonitos que he visto nunca. Te lo juro”
“Los tuyos son dos esmeraldas perfectas, y tus labios son dos rubíes”
“Gracias” él asintió con la cabeza y suspiró fuerte. Buffy notó que algo le preocupaba, ya que no se decidía a ir hacia la puerta y miraba al suelo con insistencia “¿Qué pasa William? ¿No quieres que te acompañe a esa fiesta?”
“¿Qué? No, no es eso, por Dios santo. Ahora somos amigos” William se dejó caer en el filo de la cama levantándose la parte de atrás de la chaqueta para no arrugársela. “Es por Cecily… no sé como…ni siquiera he besado nunca a una chica” confesó poniéndose un poco colorado.
“¿Nunca?” preguntó Buffy abriendo mucho los ojos.
“Alguna chica en la universidad, pero solo labio unimos nuestros labios… y no fue un éxito, precisamente ¡soy patético!”
“Bueno…si quieres… yo podría ayudarte. Aprendí a besar con la lengua viendo ‘Grease’ una noche de pijamas”
“¿Qué es ‘Grease’?” preguntó William levantando una ceja.
“Es una… es igual. ¿Quieres aprender o no?” William dudó. No era normal que una mujer enseñara a un hombre a besar, no era decoroso ni decente, pero Elizabeth era americana, y como todo el mundo sabía, los americanos eran unos promiscuos y besarse un par de veces no iba a representar ningún problema, ¿no?
Capitulo 4
Buffy esperó pacientemente unos segundos hasta que él se levantó despacio, ajustándose la chaqueta. Parecía un cachorrillo perdido, asustado y tembloroso. Sintió una ternura indescriptible por él, algo que en contadas ocasiones el vampiro que después sería, le había provocado. William era un hombre honesto y virgen. Una buena persona. Él mismo le había confesado que no había tenido intimidad con chicas, así que le entró pánico de corromperlo. William se merecía algo bueno, quizás lo tuvo antes de convertirse en vampiro, aunque por las confidencias que le hizo en su día sobre su vida como humano, su no había sido muy feliz. El le dijo en una ocasión, que Drusilla lo había sacado de la mediocridad, que cuando murió se sintió vivo por primera vez, y eso fue porque no había conocido el amor. Esa Cecily no lo había hecho feliz.
“¿Estás listo?” le preguntó con voz suave. El asintió levemente con la cabeza y cerró los ojos cuando ella se acercó y colocó sus pequeñas manos sobre su pecho. Buffy levantó la mirada y la clavó en sus labios. Eran tan apetecibles como siempre, llenos, jugosos. Inclinó la cabeza para besarlo, pero él se apartó antes de que sus labios se tocasen.
“Espera, espera…”
“¿Qué pasa?”
William se giró y comenzó a caminar por la habitación, muy nervioso. Buffy lo miraba con una sonrisa. Spike nunca hubiera retrocedido ante un beso de ella, muy al contrario. Ahora seguro que ambos estarían sobre la cama haciendo algo más que besarse, pero claro, William no era Spike, por mucho que ella quisiera.
“No…no creo que esto sea buena idea, Elizabeth… es algo impropio y…”
“Está bien, William. Solo quería ayudarte. ¿Nos vamos entonces?” Buffy esperó a que contestara. William se miró las mangas de la camisa, descubriendo que no se había puesto los gemelos de oro.
“Me faltan los gemelos, ¡Dios! No me había dado cuenta antes, ¡qué descuido más lamentable!”
Buffy vio como iba hacia un cajón de la cómoda y sacaba dos pequeños gemelos. Se puso uno, y cuando iba a ponerse el otro, resbaló de sus temblorosas manos, cayendo bajo el pesado mueble.
William se agachó, tratando de llegar hasta él, pero el mueble era demasiado bajo y su mano no cabía. De pronto el mueble se elevó como por arte de magia y pudo recuperarlo. Cuando se levantaba miró hacia Elizabeth y sus ojos se abrieron como platos al ver a la supuestamente delicada chica sosteniendo el pesado mueble con una mano.
“¿Pero qué demonios…?”
“Soy un poquito fuerte, William” respondió simplemente ella. William sacudió su confusa cabeza y se encogió de hombros, poniéndose el gemelo. Igual las chicas americanas eran diferentes también en eso a las inglesas. Elizabeth lo era, indudablemente. Ninguna inglesa en su sano juicio se ofrecería a enseñar a besar a un hombre, más que nada, porque habitualmente era al revés. “¿Ya? Cuando quieras”
Buffy caminó hacia la puerta, pero se detuvo al notar la mano de su humano ex en el brazo.
“¿Qué pasa ahora, William?”
“Lo he pensado mejor. Quiero que me enseñes”
“¿Seguro?” el asintió con la cabeza de forma cómica. Buffy no pudo evitar sonreír. ¡William si que era un osito de peluche! Se acercó nuevamente a él, esta vez sin tocarlo. “¿Qué tal si primero me demuestras como besabas a esas chicas del instituto? Así me hago una idea de lo que sabes”
“Ok” William se aproximó a ella lentamente, con los brazos caídos a los lados de su cuerpo. Buffy cerró los ojos cuando sintió sus labios húmedos y calientes sobre los suyos, en un contacto tímido, casi imperceptible. Él repitió el toque un par de veces, siempre de forma suave y delicada. No había pasión en absoluto, era el beso de un amigo o un hermano, pero aún así Buffy se sintió flotar.
“¿Qué te parece?” Buffy abrió los ojos y miró a los suyos, admirándose del rubor que cubría sus mejillas. ¡Y eso que era un beso inocente!
“No está mal, pero esos besos se usan para saludar amigos o familiares. Si quieres enamorar a una chica debes de poner un poco más de… entusiasmo”
“¿Entusiasmo?” preguntó él enarcando su ceja izquierda, que Buffy comprobó que no estaba aún herida.
“Te lo mostraré. Es algo así” Buffy le echó los brazos al cuello y se pegó a él todo lo que pudo, presionando sus labios contra la dulce y caliente boca de William. Él soltó un gemido profundo, más de sorpresa que de otra cosa y cerró los ojos, dejándose hacer. Buffy paseó su lengua por sus labios, tentándolo a abrirlos, dándole pequeños toques hasta que él la abrió por fin.
Cuando sus lenguas se encontraron, fue Buffy la que gimió. Las manos de William hasta ahora muertas se cerraron sobre su cintura y sus caderas chocaron violentamente contra las de ella. Pese a la ropa, Buffy pudo notar con claridad la espectacular erección del que fue su novio.
“Elizabeth, ¡Oh Dios!” le susurró en un leve lapsus para respirar. Buffy le cogió la cabeza con las dos manos y reanudó el beso. Había perdido por completo el control de su mente y su cuerpo. Era Spike, su Spike. Eran sus besos y sus caricias las que estaba sintiendo, eso no había cambiado.
Antes que se hubiera dado cuenta, él la levantó en vilo y la colocó sobre la cama, cayendo sobre ella. La lucha por llevar el control del beso era feroz, ¿Dónde estaba el tímido hombre de hace unos minutos? Muy lejos, pensó Buffy cuando de un tirón él le bajó el corpiño del vestido y su hambrienta boca cayó sobre uno de sus pezones.
Buffy gritó, susurró y suplicó que no parara y él no paró. Solo cuando sintieron el timbre de la puerta volvieron a la normalidad, y Buffy dio gracias a Dios, porque él estaba a punto de hacerle el amor.
William tenía los pantalones por los tobillos y ella la falda del vestido arrugada en la cintura y los calzones, bragas o lo que fuera que llevaba antes…no tenía ni idea donde demonios estaban. Él se retiró jadeando, y ella corrió a taparse. ¿Qué había estado a punto de hacer?
“Lo…lo siento, Elizabeth…creo que he…perdido el control…acepta mis más sinceras disculpas” logró tartamudear, mientras intentaba recuperar la respiración y el sentido común.
“Yo…yo también lo siento William, no pensé que un simple beso conduciría a… a…”
El timbre volvió a sonar y William corrió a vestirse. Ella se levantó de la cama, arreglándose como pudo.
“Debe de ser el coche de alquiler. Te… te espero abajo”
“Bajo en un segundo”
“De acuerdo”
William desapareció de su vista y Buffy casi se echó a llorar. Tenía que irse, volver a su tiempo antes de que la cosa se desmadrara. Tenía claro que de seguir así se acostaría con William y eso le parecía una traición a Spike, aunque William era Spike y Spike William, y ambos se deseaban tanto como entonces, pero claro, no podía quedarse en el siglo diecinueve. No podía cambiar la historia y eso sería lo que sucedería si se quedara.
Ella nunca permitiría que Drusilla lo convirtiera en vampiro, y si no lo convertía, Spike nunca existiría ni salvaría al mundo y el mundo se iría a la mierda y… ¡Dios! Se sujetó la cabeza que comenzaba a dolerle horrores.
Tenía que volver al siglo veintiuno y aprender a vivir sin Spike y sin William era lo más lógico y sensato, pero ¿Cuándo había sido ella sensata? Con Spike nunca y con William...
Capitulo 5
Hicieron todo el camino en silencio. Ambos se echaban breves miradas cuando el otro no miraba, y suspiraban apartando la vista cuando eran descubiertos. William se había sentado frente a ella en el carruaje y Buffy se fijó que se había vuelto a colocar las gafas. Supuso que era porque se sentía protegido tras ellas. Era la persona más insegura que había conocido en su vida, y sentía una gran ternura por él. Eso y algo más profundo, algo que no quería ni pensar en sentir porque entonces tendría muy difícil el marcharse de allí y volver otra vez a su aburrido y solitario mundo. Un mundo en el que ya no estaba Spike.
“Elizabeth…”
“William…”
Ambos hablaron a la misma vez, encontrando sus miradas y sosteniéndolas durante un segundo antes de apartarla. William suspiró sonoramente y le hizo un gesto con la mano para cederle la palabra. Se sentía terriblemente incómodo con la situación. No sabía qué había pasado en su dormitorio, él nunca perdía el control de su mente ni de su cuerpo. Era la primera vez que le había sucedido.
“No tienes que darle importancia a lo que ha pasado antes… es lógico entre un hombre y una mujer que se gustan que a veces la pasión se desboque, William. Olvidémoslo”.
“Te reitero mi más humildes excusas, Elizabeth. Tú estás siendo muy buena conmigo, después de cómo te traté a tu llegada… y yo casi te… ¡Dios! ¡Iba a forzarte!” dijo con la cara descompuesta apartando nuevamente la mirada.
“¿Forzarme? Vamos, William. Yo no puse ninguna resistencia precisamente, al revés, te animé todo lo que pude a seguir”
“Pero yo debía haberme controlado. Soy un hombre y debo respetar a las mujeres, sobre todo, las que viven bajo mi techo y cuentan con la protección de mi madre… ¡Si ella llega a estar en casa y entra…!”
“Gracias a Dios está de visita en casa de tu tía, Madeleine. Hubiera sido un poco….”
“…Desagradable y humillante para ti, ¿no?”
“Vamos a dejarlo así, ¿vale? Tema cerrado”
“Como quieras”
Guardaron silencio otra vez, centrados en admirar el monótono paisaje a través de las pequeñas ventanas del carruaje. Muchos recuerdos vinieron a la mente de la cazadora. William la había mirado con tanto horror cuando saltó de la cama, como Spike la noche del baño cuando se dio cuenta de lo que estuvo a punto de hacerle. Todavía no comprendía como el vampiro centenario pudo tener remordimientos por lo que pasó, cuando los demonios no solían tenerlos, pero claro, Spike no era un vampiro común, era único en su especie y eso era lo que lo atraía de él. Spike era lo que ella hubiera querido que fuera Ángel: un ser que lo daba todo por amor, que no se rendía nunca ante nada y ante nadie. Que no la abandonaría nunca.
Llegaron por fin a la gran mansión y entraron uno al lado del otro, sin mirarse. Buffy miró a su alrededor añorando el siglo XXI, las fiestas eran mucho más divertidas, por lo que veía. Pequeños grupos de personas hablaban entre sí, mientras otras bailaban vals en el centro del salón. Bien pensado, no eran tan diferentes. Las chicas poco agraciadas estaban en un rincón, charlando entre sí, como meros floreros y los hombres se pavoneaban entre ellos sobre sus últimas conquistas.
Buffy vio como una pareja se acercaba a ellos e inmediatamente reconoció a la mujer que una vez fastidió su cumpleaños. ¡Era Halfrek! ¡Hally o como demonios se llamara la amiga de Anya!
Por eso le había llamado William, y él dijo que no se conocían… ¡mentiroso! Sin embargo, no tenía constancia que se hubiera acercado a ella, porque Anya se lo habría dicho. O no. ¿Se habría acostado Spike con su Cecily? Era una duda que siempre tendría. Suspiró y echó una ojeada a William. Miraba con adoración al demonio de la venganza, y se notaba nervioso y excitado.
“Hola William, ¿Nos presentas a tu bella acompañante?” dijo un tío con bigote y grandes patillas.
“Es… es la señorita Elizabeth Summers, una amiga de la familia. Él es Thomas Wexler, y la dama, Cecily Underwood”
Buffy vio como los ojos de Halfred brillaban. La había detectado, sabía que era la cazadora, pero no dijo nada. Solo le sonrió y la saludó con una leve inclinación de cabeza. El tío, sin embargo, le babeó en la mano e inmediatamente la invitó a bailar.
Buffy miró a William, que estaba absorto en la contemplación de su ‘amada’. No quería dejarlo solo con ella, y menos sabiendo lo que era en realidad. Temía por la seguridad de William, en todos los sentidos. Sin embargo, no tuvo opción. Se tragó un gruñido cuando el tal Thomas la arrastró a la pista de baile y la estrujó contra su cuerpo para bailar un vals. Buffy vio de reojo como la otra pareja intercambiaba unas palabras y después la chica se iba, dejándolo allí plantado. Vio la cara de desolación del poeta y deseó librarse del baboso del bigote e ir tras él, cuando desapareció por una puerta. Tuvo que esperar unos minutos para poder hacerlo.
Cuando por fin encontró a William, éste estaba sentado en un banco del jardín, con los ojos cerrados. Tenía muestras en las mejillas de haber llorado. ¡Maldita fuera la zorra de Cecily, Halliberry o como narices se llamara! Caminó en silencio hacia él y se sentó a su lado, tomándole una mano entre las suyas. Él se limpió rápidamente el resto de lágrimas con la otra mano, suspirando y apartando la cara.
“¿Qué pasa, William?”
“Nada. Ha sido un error venir a esta fiesta”
“¿Por qué? Parecía que Cecily y tú charlabais animadamente”
“La invité a bailar… y se negó. Dijo que todos se burlarían de ella si la veían bailar con un perdedor como yo” Buffy sintió ganas de entrar a la fiesta y arrastrar a Cecily de los pelos, pero se contuvo. Lo primordial era William, ya se ocuparía de ella más tarde.
“No le hagas caso a esa presuntuosa, William. No merece la pena. Vamos a darle donde más le duela”
“¿y eso significa?” preguntó William sin entender mucho la jerga que Elizabeth utilizaba a veces.
“Que tú y yo le vamos a demostrar a esa idiota como se baila un vals. Vamos” Buffy se levantó y le tendió la mano. William sacudió la cabeza, resistiéndose a levantarse. “Vamos, Will. No tengas miedo, estoy contigo”
“William… Y no sé bailar bien. No sé cómo me atreví siquiera a pedírselo. No voy a entrar ahí a hacer el ridículo, otra vez”
“Dame un minuto”
Buffy corrió hacia la casa y volvió al poco con una botella de champán francés y dos copas. William enarcó una ceja, pero no puso objeción cuando ella le ofreció una de las copas llenas.
“Por nosotros, Will” Buffy levantó la copa y sonrió cuando él hizo una mueca y chocó su copa contra la suya, susurrando entre dientes un ‘William’
“No me sienta muy bien el champán, Elizabeth” se quejó cuando ella le volvió a llenar la copa.
“A mí tampoco, Will, pero creo que nos vendrá bien a los dos un poco de animación extra”
“No me gusta que me llamen con diminutivos de mi nombre, Elizabeth”
“William es demasiado largo, Will” reiteró ella haciendo un mohín. William suspiró con fuerza “Tú puedes llamarme Buffy, como te dije. Podemos hacerlo en privado, si te sientes mejor”
William pareció pensárselo unos segundos, después apuró su segunda copa de champán y asintió con la cabeza.
“Solo en privado”
“Te lo prometo” dijo Buffy poniéndose la mano sobre el corazón con un gesto cómico. William rompió a reír cuando ella tropezó y se aferró a él, arrancándole unos cuantos botones de la chaqueta. En condiciones normales, se hubiera ofendido, pero el champán estaba haciendo efecto. “perdona, Will, no era mi intención desnudarte… todavía”
“¡Qué lástima!” respondió él, terminando de abrirse la chaqueta, y tirándola al suelo “¡Lo haré yo por ti!”
“No voy a quejarme” Buffy se acercó a él y le quitó la corbata, abriéndole algunos botones de la camisa. Dios, ¡estaba tan guapo con esa gran sonrisa que le iluminaba la cara! “Ahora vamos a bailar, aquí mismo”
“Tu mandas, Buffy”
William le rodeó la cintura con una mano y le cogió la otra con la suya. Buffy se pegó a él, ansiosa por sentirle. El calor que emanaba de su cuerpo era intoxicante y maravilloso. Cerró los ojos y se dejó llevar, apoyando la cabeza sobre su hombro. William bailaba maravillosamente, dijera lo que dijera. Se sentía flotar entre sus brazos, como si estuviera nuevamente en el cielo. De pronto él se paró y se la quedó mirando fijamente. Buffy supo que iba a besarla, podía ver el deseo en sus brillantes ojos azules, pese a la poca iluminación.
Su corazón le latió con fuerza cuando sus labios se encontraron. Le echó los brazos al cuello y le respondió con todo su corazón. Will era un alumno excelente y aventajado. Su beso la transportó a otro mundo, a otro lugar. A otro hombre que era el mismo en el futuro: Spike. Era un beso de reclamación, de posesión. Y ella se rindió. Le dio lo que él esperaba en ese beso, la seguridad que era suya, que siempre lo había sido y lo sería.
Se apartaron bruscamente al escuchar pasos cerca, sin embargo no se separaron. William la sujetó contra sí mientras miraba jadeante a la pareja que los observaba con la boca abierta: Cecily y Thomas.
Capitulo 7
William quería que la tierra se abriera y se lo tragara. Estaba casi desnudo y Wexler y Cecily los habían descubierto besándose apasionadamente en la oscuridad. Conocía a Thomas, y era cuestión de tiempo que todo Londres se enterara de lo ocurrido. Y también su madre, Anne. No hacía mucho que le había confesado que quería casarse con ella en un futuro, Cecily era su sueño desde hacía años, pero ahora no le importaba en absoluto. Y no tenía nada de qué avergonzarse, Buffy era una mujer libre… ¡qué demonios! ¡Estaba comprometida con él!
“Vaya, vaya, vaya” dijo el patillas largas con una sonrisita socarrona “Así que el pequeño William sabe hacer algo más que babear tras las chicas recitándoles sus penosos poemas… ¿Sabe tu madre lo que haces con su protegida a sus espaldas?”
William sintió que sus mejillas le ardían. Cecily lo miraba de una forma muy rara, entre divertida y sorprendida. Sus ojos marrones estaban pegados en su pecho, en la parte que quedaba al descubierto. Se soltó de Buffy con precipitación y se cerró los botones, mientras pensaba como contestarle a Thomas, pero Buffy se adelantó.
“El por lo menos nos trata como a damas, no como otros que aprovechan que están bailando un vals para tocarles el trasero. Por cierto, bailas como un pato mareado, Thomas”
“En eso te doy la razón, querida” William miró a Cecily, que le guiñó un ojo. Carraspeó y cogió su chaqueta del suelo, poniéndosela torpemente. “Aunque cuando la noticia se divulgue va a ser todo un escándalo”
“Toda la culpa es tuya, zorra. ¿Por qué no coges a tu amigo y os largáis con viento fresco? Mi prometido y yo estábamos celebrando nuestro compromiso en la intimidad, no hay ningún escándalo en eso”
“¿¡Prometido!?” Casi gritó Thomas. “No he visto ningún anillo en tu dedo cuando nos fuiste presentada”
Buffy miró a William con terror. Después de acordó de Willow. Tenía que desearlo con fuerza. ‘Un anillo de compromiso, por favor, por favor, por…’
“Me lo dio hace unos minutos” Buffy extendió su mano izquierda hacia la otra pareja. Se tragó con dificultad una exclamación algo grosera cuando vio el enorme pedrusco que adornaba el aro de oro. Sin embargo sí que oyó como Thomas maldecía entre dientes. El anillo debía valer una verdadera fortuna.
“William no puede permitirse eso, ¿de dónde lo has sacado?” le preguntó el otro hombre, casi acusándole. Buffy sintió ganas de golpearlo, pero se contuvo. Miró a William que se había quedado mudo y pálido.
“Es una herencia familiar” mintió sin embargo, volviendo en sí tras sacudir la cabeza “Mi padre se lo ganó en una apuesta a un jeque árabe”
Buffy alzó las cejas y se mordió los labios para no sonreír. Si que tenía imaginación William. Thomas seguía enfurecido, pero Cecily estaba imperturbable. Sabía que se enfrentaba a una cazadora, y era obvio que no quería una confrontación directa.
“Enhorabuena” dijo con voz neutra cogiendo después de la manga al otro hombre “Vámonos Thomas. La parejita de enamorados necesita su tiempo a solas”
“Pero…” Cecily tiró de él y se lo llevó. Buffy se giró hacia William esperando su reacción. Si malo era un escándalo, peor haber hecho público un compromiso entre ellos. Sus posibilidades con Cecily se habían reducido a la nada.
“William, lo siento. Yo no…”
No pudo terminar. Él la atrajo hacia sí por la cintura y la besó hasta que ambos tuvieron que separarse minutos después en busca de aire. No. Por su reacción, William no estaba enfadado, ni mucho menos.
“¿Dónde está Buffy? Llevo días sin verla.
Willow casi tuvo un ataque cardiaco al escuchar la voz de Giles. Estaba tan concentrada en la elección del anillo para Buffy, que no lo había oído entrar.
“Se fue unos días de… vacaciones. No te preocupes, Giles. Está bien”
El ex vigilante se acercó a ella y enarcó una ceja al ver en la pantalla del portátil una colección de antiguos diamantes.
“¿Estás pensando en casarte, Willow?” preguntó mirándola a ella y al ordenador alternativamente.
“¿Qué? No. No, era solo curiosidad…” La pelirroja apagó el ordenador y se levantó rápidamente “Tengo que irme. Me esperan para una clase. Luego nos vemos.
Giles fue a protestar, pero la chica fue más rápida. Giles sacudió la cabeza sin entender nada. ¿Dónde estaba Buffy? No creía que de vacaciones. Su ex cazadora nunca se iba de vacaciones. Tendría que investigar más.
Buffy estaba sentada en el carruaje en frente de William. Ambos evitaban mirarse, como cuando llegaron a la fiesta. Todavía recordaba como tuvieron que pasar entre la gente, expuestos a miradas y cuchicheos. No es que a ella le importara, pero a William sí. Eran otros tiempos, y él se sentía mal por haber puesto en una situación comprometedora a una chica.
Ella no lo había arreglado diciendo lo de su compromiso. Sin embargo, no lo veía enfadado, solo confundido.
Llegaron a casa en silencio y cuando trató de escabullirse disimuladamente, él la tomó del brazo y la llevó hasta la biblioteca. ¡Qué tonta fue al pensar que todo quedaría ahí! William esperaba una explicación, y ella no sabía que decirle.
“William, verás…” no pudo continuar. En cuanto cerró la puerta con llave, William la llevó contra su cuerpo y la besó. Buffy apenas pudo reprimir un gemido cuando la apretó contra su erección. La deseaba, eso era más que obvio, pero tenían que hablar. Todo se le estaba yendo de las manos. Logró apartarlo lo suficiente para articular una palabra. El se detuvo con los ojos brillantes y la respiración entrecortada. “Espera, Will”
“¿Qué pasa? Estamos comprometidos, ¿no? Todo el mundo lo sabe ya”
“Pero… lo dije para salir de la situación…yo…”
William se separó de repente, con dolor en los ojos.
“Will…”
“¿No era cierto? ¿Fue solo… para quedar bien?” le preguntó girándose hacia ella. Sus ojos chispeaban, pero ahora no era de deseo insatisfecho.
“William… tú estás enamorado de Cecily… y mi estancia aquí no es permanente. No quiero estropearlo todo entre vosotros”
“No me importa nada Cecily” William se acercó de nuevo a ella y la abrazó, mirándola fijamente a los ojos “entre nosotros hay algo, Buffy. Algo más allá del deseo físico, que es genial. Quiero que te quedes conmigo, como mi esposa”
Buffy tragó con dificultad. El tenía razón. Lo que había entre ellos estaba más allá del amor y del sexo. Era una conexión que nunca sintió con nadie. Pensó con rapidez. ¿Qué le esperaba en su tiempo? Nada. No tenía nada ni a nadie. William podía darle todo lo que siempre quiso, amor y una familia normal. Era Spike, aunque no fuera el vampiro. Su forma de mirarla, de besarla, de preocuparse por ella era la misma. Y ella lo quería, ahora no tenía de qué avergonzarse.
“¿Estás seguro, William?”
“No he estado más seguro de nada en toda mi vida, amor”
La sinceridad en sus palabras decidió a Buffy. Le echó los brazos al cuello y lo besó con todo su corazón. El la tomó en brazos y la llevó hasta el diván que estaba frente a la chimenea medio apagada. Buffy lo deseaba. No se había acostado con nadie desde la última vez con él, no había sido capaz de entregarse a nadie, porque siempre pensaba en él. Le ayudó a desnudarse y sonrió al comprobar como él se ponía colorado cuando ella le miraba, una vez desnudo. Estaba tan espléndido como siempre, menos musculoso, pero más masculino, si era posible. Un suave bello oscuro se extendía por su pecho, para llegar hasta el paraíso.
Ella también se desnudó con su ayuda, respirando por fin al verse libre de esos ropajes tan pesados. Se quedaron mirándose a los ojos unos segundos, preguntándose ambos si estaban haciendo lo correcto. Entonces Buffy se acordó. El era virgen, y ella no. Tenía que decírselo antes de que lo descubriera por sí mismo. No estaba muy seguro de cómo reaccionaría William, en aquellos tiempos los hombres buscaban mujeres vírgenes para casarse, y ella indudablemente no lo era.
“Will… tengo que decirte algo” le susurró cuando él se posicionó finalmente sobre ella, besándole el cuello.
“¿Ahora…?”
“Siiii” Buffy gimió cuando él tomó un pezón entre sus labios y lo succionó. El se rió por lo bajo y pegó sus caderas a la de ella, haciéndole notar que no era el mejor momento para una charla, precisamente. Buffy tuvo que hacer uso de todo su autodominio para no ceder a la tentación “Por favor, Will…tengo que decirte algo”
“Está bien, cariño” dijo suspirando pesadamente. Will se recostó a su lado en el diván, sin dejar de abrazarla. Ambos estaban de lado, mirándose. “¿Qué es eso tan urgente? ¿Quieres llegar virgen al matrimonio?”
“Pues… verás…de eso es de lo que quería hablarte…” Buffy cerró los ojos inspirando profundamente para darse valor. William no era Spike, en ese sentido. Era un burgués chapado a la antigua. ¿Y si la despreciaba? ¿Y si no la veía digna de ser su esposa? Ya sabía el concepto que tenía el de las americanas “Yo…William, no soy virgen”
Capitulo 8
Buffy escrutó su mirada, esperando su reacción. Se mordió el labio intentando aplacar los nervios, esta situación le parecía absurda, en el siglo XXI la virginidad estaba pasada de moda, y nadie esperaba que una mujer de veintidós años continuara virgen. Pero claro, ahora no estaba en su siglo, sino en el diecinueve, y entonces las cosas eran diferentes. Quizás William no se hubiera percatada de ese ‘pequeño detalle’, pero quería ser honesta con él, se lo merecía.
Él suspiró profundamente y le acarició la mejilla con el dorso de la mano.
“¿Lo amabas? ¿Te sedujo y después te abandonó?” le preguntó casi susurrando, se veía que le costaba trabajo hablar sobre esos temas. Buffy pensó qué contestarle. El daba por hecho que solo había sido uno…y habían sido cuatro, contando con Spike. Y había habido de todo.
“El primer chico sí fue por amor” respondió por fin apartando los ojos. “Yo era una chica de diecisiete años y él algo mayor. No funcionó y se fue, por mi bien”
William guardó silencio, preparándose para lo que venía. Buffy había dicho ‘el primer chico’, así que había más. Pero ¿Cuántos?
“Parker fue un error. Quería probarme a mí misma y a los demás que era capaz de encontrar un chico normal que me quisiera… pero me engañó para llevarme a su cama y después…” Buffy no podía mirarlo a la cara. Todavía se acordaba de lo humillante que fue que Spike oyera y viera en directo el más grande de sus ridículos: ella suplicándole a Parker. “Después fue Riley. Quise quererlo, pero no pude. Lo intenté, pero…Se fue también. Y después hubo otro chico… era algo… excéntrico, por llamarlo de alguna forma. Con él era…fantástico, pero no le di la oportunidad nunca. El siempre estuvo a mi lado, apoyándome, amándome a cambio de nada… murió por mí”
Se tuvo que parar, logrando a duras penas contener las lágrimas. William la atrajo hacia él y la acunó en sus brazos, diciéndole palabras de consuelo. Buffy podía oír el latido de su corazón. El vello rizado le hacía cosquillas en la nariz, provocándole un estornudo.
“Dios, vas coger una pulmonía” William la besó en la frente y la dejó sobre el diván, echándole su chaqueta por encima. Buffy seguía allí encogida, sin ningún valor para mirarlo. Escuchó como él se servía algo en un vaso y caminaba por la habitación, como pensando.
“¿Te gustaría salir de viaje, cariño?” la rubia abrió los ojos de golpe y lo miró. William se había puesto los pantalones y le sonreía burlonamente.
“¿De viaje? ¿A estas horas?”
“Si. Si salimos ahora podíamos estar en Gretna Green al amanecer”
“¿Qué es Gretna Green?” preguntó Buffy sentándose en el diván, mientras se metía las mangas de la chaqueta y se abrazaba a ella.
“El lugar donde todos los enamorados que se fugan van a casarse. Está en Gales. ¿Qué me dices, Buffy? ¿Quieres hacer de mí un hombre honrado?”
“¿Me estás pidiendo que me case contigo?” casi gritó la rubia poniéndose en pie “¿Después de lo que te he dicho?”
“No me importa de quien fuiste antes, amor. Ni cuántos hombres estuvieron en tu vida. No quiero ser el primero, sino el último”
Buffy corrió a sus brazos y él la recibió con un suspiro de alivio. Había comprendido cuánto la amaba en el momento que ella le contó todo, porque era verdad lo que le había dicho. Quería ser su último hombre. Nada más importaba. Se besaron intensamente unos minutos, hasta que él la separó con un gruñido. Ahora que su compromiso era formal, quería hacerlo bien.
“Vamos a vestirnos, cariño. No te voy a dar mi virtud hasta que no me pongas un anillo en el dedo”
Buffy se rió con ganas y él la coreó. Se dieron un rápido beso y se vistieron a prisa. Cogieron lo básico para el viaje y tras unos minutos en la puerta de la casa, William consiguió parar un carruaje y subirse a él.
No se lo podía creer. ¡Iba a casarse con Spike! Bueno, con William, pero era lo mismo. Quería creer que lo era, por lo menos. Miró el diamante en su mano y recordó a Willow y sus amigos. A Dawn. Nunca volvería a verlos, pero no iba a dejar pasar la oportunidad de ser feliz con el hombre que amaba. Esta vez no. La voz de su prometido la sacó de sus reflexiones.
“¿De dónde sacaste el anillo?”
“Lo… lo encontré en el jardín cuando fui a buscarte”
“¿Si? Será de alguna de las invitadas. A nuestro regreso lo devolveremos al dueño de la casa, ¿Te parece? Puedes usar este”
William sacó un finísimo anillo de esmeraldas y lo colocó en su temblorosa mano, tras quitarle el otro y guardarlo en el bolsillo de su chaqueta. Le besó la mano y la colocó sobre su regazo, sosteniéndola entre las suyas.
“Es precioso, Will”
“No tanto como tú. Ahora duerme un poco, el viaje es largo y cansado”
“Es una buena idea”
Buffy colocó las piernas sobre el asiento y la cabeza sobre los muslos de William, cerrando los ojos inmediatamente. Notó como él la besaba en el pelo y suspiraba. Buffy tenía miedo a dormirse y despertar otra vez en su tiempo, sola. Pero después de unos minutos se durmió.
Ya estaba amaneciendo cuando el carruaje se detuvo por fin y William terminó de despertarla con un beso. Estaba tan a gusto que no quería moverse, pero él le hizo cosquillas y ambos casi caen al suelo entre risas. Buffy estaba encantada, hacía mucho tiempo que no estaba en paz consigo misma. Salieron del carruaje y miró a su alrededor. Era un acogedor pueblo agrario, por lo que veía, y le encantaba.
Entraron en una especie de posada donde había un letrero que rezaba: Bodas.
William los registró con su nombre y apellido, y después de charlar durante unos minutos con el posadero, le pasó algunas libras y el hombre sonrió, dándoles la llave de una habitación.
“¿Qué pasa, Will?” le preguntó un poco mosca mientras iban escaleras arriba. Un mozo llevaba el escaso equipaje, a unos pasos de ellos, así que él le hizo un gesto para que se esperara hasta que estuvieron solos.
Una vez que el mozo se fue cerrando la puerta tras él, William la tomó de las manos y le sonrió.
“Había un pequeño problema para la boda. La ley cambió en 1856, y por lo visto hay que ser residentes en Escocia para poder contraer matrimonio. Así que he tenido que sobornar al tabernero. En una hora, estará todo listo, el herrero no tardará en llegar”
“¿El herrero?” preguntó Buffy enarcando una ceja.
“Suele ser el testigo de la boda. Tengo que salir a atar unos cabos. He ordenado que te preparen un baño, y algo de desayunar ¿por qué no metes en la bañera y te relajas? No tardaré”
“Está bien” William la besó dulcemente en los labios y ella suspiró. Todo era perfecto. Buffy vio como salía de la habitación y le dijo adiós con la mano. Estaba en todo, como siempre.
Buscó algo limpio que ponerse en la maleta y cuando llamaron a la puerta lanzó una exclamación. Una legión de personas portando cubos de agua caliente, llenó la bañera de patas que había en un rincón de la habitación. Otra chica dejó una bandeja con té, café y tostadas. Los despidió con una sonrisa y quitándose rápidamente la ropa, se introdujo en ella. Estaba agotada, pero había merecido la pena.
Estaba casi dormida dentro del agua cuando William apareció. Se acuclilló ante la bañera y le dio un toquecito en el hombro, para despertarla.
“Cariño, te vas a arrugar como una pasa”
“¡Dios! ¡Me he quedado dormida!” se quejó Buffy bostezando sin tapujos. William se rió y cogiendo una gran toalla blanca, se la extendió. Buffy salió del agua y dejó que él la secara, emitiendo profundos gemidos cuando lo hacía. El tenía los ojos brillantes por el deseo, pero no iba más lejos. Buffy se pegó a él apoyando la cabeza en su pecho. De pronto su estómago rugió de hambre, rompiendo el encanto. William levantó una ceja y se rió, alzándola en brazos y dejándola sobre una silla, al lado de la mesa.
“Tiene un aspecto excelente” dijo William sentándose en frente de ella, sirviéndole un poco de café.
“Si, parece apetitoso…William ¿Cómo sabías que prefería el café?”
“Lo intuí. A mí también me gusta, pese a que no es muy inglés” Buffy se quedó con la boca abierta al ver que le echaba el azúcar y la leche que ella hubiera puesto. Después, le untó unas tostadas y se las pasó “¿Ocurre algo, Buffy?”
“Nada… Es que me ha sorprendido que sepas mis gustos…”
“Casualidad, supongo. Debería haberte preguntado” Se sirvió el mismo y esperó hasta que ella empezó a comer. ¡Estaba tan bonita!
Después, mientras ella se retocaba un poco, él se aseó en una palangana. Ya quedaba menos, y no estaba nerviosa.
Salió de su brazo dando un suspiro. ¿Cómo sería una boda en aquellos tiempos? William le había contado mientras desayunaban, que allí solo era necesario declarar su intención y su deseo de casarse, algo que no sucedía en Inglaterra. Ella era mayor de dieciséis, así que no debería de haber ningún problema.
Buffy estaba emocionada. Cuando el pastor los declaró marido y mujer y William le puso un anillo de oro en el dedo, y le ofreció otro a ella, para que hiciera lo mismo, no pudo dejar de llorar. Solo deseaba que todo eso hubiera sido realidad. Que hubiera podido casarse, pero con Spike, en su tiempo y en su país. Pero tenía a William, a su Spike humano. ¿Qué más podía querer?
Capitulo 9
Buffy llegó a la posada como en una nube. Todavía no se lo creía, pero allí estaba la alianza en su dedo. Ahora había llegado el momento de la verdad. ¿Podría William hacerla sentir tanto como Spike? Estaba segura que sí, porque aunque no tuviera superpoderes, nada más su proximidad le producía una excitación que no podía controlar. Un deseo de besarlo, abrazarlo y muchas cosas más. Y ahora estaba bien. Era su marido y nadie podría ponerle ninguna objeción…aunque le había mentido desde que llegó. ¿Debería decirle quien era en realidad? Dudaba que la creyera, no era una cosa fácil de decir, ni menos de creer. ‘William, no soy quien dije ser. Soy una cazadora de vampiros del siglo XXI y tú fuiste uno de ellos’ Pensarlo sonaba tan aterrador como decirlo.
Se paseó nerviosa por la habitación, seguida por la ansiosa mirada de William. Se estaba quitando la chaqueta y la corbata. Buffy se paró de repente. Tenía que contarle la verdad. No era justo para él que siguiera con la mentira. Fue a abrir la boca, pero William se adelantó y la besó suavemente. Sus cuerpos se unieron como si tuvieran imanes. Encajaban perfectamente, como si hubieran sido creados como piezas de puzzle. Suspiró cuando él rompió el beso y apoyó su frente en la de ella.
“¿Qué pasa, Buffy? ¿Estás nerviosa?”
“Un poco… pero no te preocupes… es que tengo algo que decirte…”
William levantó una ceja y la miró fijamente a la cara. Su esposa tenía surcos oscuros bajo los ojos, y se la veía agotada.
“Dejaremos la charla para más tarde, cariño. Ahora vamos a la cama”
“Pero…”
William la levantó en brazos y la dejó en el filo de la amplia cama. Se arrodilló a sus pies y le quitó los zapatos, masajeando sus cansados pies. Después le quitó las medias y se levantó poniéndose tras ella. Buffy cerró los ojos suspirando mientras él terminaba de desnudarla. Notó como apartaba las sábanas y después la arropaba con ellas. No abrió los ojos cuando lo oyó desnudarse y meterse en la cama con ella, pero sí que los abrió cuando la atrajo hacia sí y la apoyó sobre su pecho, besándola en la frente.
“¿Es que no vamos a…?” dejó la frase a medias, pero William la entendió perfectamente. Le sonrió y volvió a besarla, esta vez en los labios.
“Después. Ahora vamos a dormir los dos. Lo necesitamos” Buffy asintió agradecida. Estaba más agotada psicológicamente que físicamente. William había echado las cortinas de la ventana, así que la luz no los molestaría. Unos minutos más tarde, se habían quedado dormidos.
Buffy se despertó antes que él. Un par de horas de sueño habían sido suficientes para recobrarse. Eso de ser cazadora tenía sus ventajas. Sin embargo, no tenía ganas de moverse. Podía sentir a William pegado a su espalda, abrazándola por la cintura, y también podía sentir su aliento caliente sobre el hombro. Incluso, si se concentraba mucho, podía oír el latido de su corazón. Era lento y fuerte. Buffy cogió una de sus manos, que descansaba sobre su estómago y la besó. ¡William era su marido! Todavía no se había hecho a la idea. ¿Qué diría Anne cuando se enterara? Esperaba que apoyara la idea, aunque solo se conocían de unos días. Sintió un beso sobre su hombro y sonrió, volviéndose hacia Willow. El también sonreía, y parecía tan …normal, tan humano… ¡Es que era humano! Cada vez que lo miraba, veía a Spike. No podía evitarlo.
“Te quiero”
Buffy levantó una ceja y lo besó en los labios. El le devolvió el beso, atrayéndola más hacia sí. Estaban prácticamente enlazados el uno en el otro. Los besos se fueron intensificando, haciéndose más urgentes. William rodó sobre si y se llevó a Buffy consigo, colocándola sobre él. Buffy se restregó contra su pecho. El vello rizado le hacía cosquillas en los pezones, endureciéndolos y excitándola. William llevó sus manos hasta su trasero, gruñendo de placer cuando ella abrió las piernas sobre él y su sexo quedó expuesto sobre su masculinidad.
“¿No debería estar yo arriba?” preguntó William con duda cuando Buffy guió su sexo endurecido hacia su interior.
“Como quieras” Buffy se giró esta vez, dejándolo encima.
“Espero hacerlo bien…¿alguna sugerencia…?”
Buffy le dio una palmada en el trasero y él se quejó de broma.
“Entendido”
Buffy se arqueó al sentir la primera acometida. Si antes era maravilloso con Spike, ahora con William tampoco estaba mal, pese a su inexperiencia. Podía sentir el sexo duro y caliente invadiéndola por completo. Hacía tanto tiempo que no practicaba el sexo, que casi era como su primera vez. Y no se arrepentía. William la besó una y otra vez, sin dejar de moverse. Ella le clavó las uñas en la espalda, en el trasero, intentando controlar su deseo. Gritó y gimió cuando él le mordisqueó los pezones, aumentando el ritmo. El final estaba próximo, William llevó una de sus manos al punto donde se unían sus cuerpos y masajeó su clítoris. La sintió temblar por el orgasmo y él mismo se dejó ir, cayendo sobre su cuerpo, cubierto de sudor.
Tuvieron que pasar un par de minutos antes que alguno de los dos pudieran hablar. William se apartó con cuidado y se la llevó con él, abrazándola.
“¿Qué tal, amor?”
“Ge…genial” dijo entrecortadamente Buffy. “¿Te ha gustado?”
“Mucho. Todavía veo doble”
Buffy se rió y lo besó en el pecho. Después su cara se ensombreció. No le había contado a William quien era.
“William… sé que quizás no sea el momento, pero tengo algo que decirte…”
“¿Algo sobre Spike?”
Buffy se quedó blanca. ¿Cómo sabía William sobre Spike?
Capitulo 10
Antes que Buffy reaccionara, William volvió a hablar.
“Por la cara que has puesto, supongo que ese tal Spike no es un caballo ni una mascota…” Buffy negó con la cabeza y bajó la mirada “Te oí nombrarlo antes mientras estabas dormida. Pensé que echabas de menos a tu caniche, pero no lo es, ¿verdad?”
“Es… algo complicado de explicar, William. Eso era lo que trataba de explicarte antes” William la tomó por la barbilla y la hizo mirarlo a los ojos. Estaba serio, pero no enfadado.
“Ya te dije que no me importa quien o quienes hubiera en tu vida antes de mí, Buffy. Eso forma parte de tu pasado, lo que me importa es el presente y el futuro. Te quiero y lo único que quiero saber es si ese Spike significa tanto para ti como para hacer fracasar nuestro matrimonio”
“Spike está muerto, William, pero… ese no es el tema. No soy quien crees que soy”
“Eres mi esposa, y es lo único que me importa” Buffy suspiró armándose de valor. Ahora más que nunca debía contarle la verdad.
“William… Spike eres tú, y nos conocimos en el siglo XX”
“¿Cómo? ¿Pero qué demonios…? Eso es imposible. Nadie vive tanto tiempo”
“Técnicamente no. ¿Crees en los vampiros, William?” Buffy vio como su marido abría y cerraba la boca varias veces, sin producir sonido alguno. Su cara se puso muy roja, para después ponerse blanca. Estaba procesando la información, y Buffy esperaba que después de hacerlo no la mandara al loquero. William se levantó y se puso una bata, anudándola con fuerza a su cintura. “Te estoy diciendo la verdad. Tú fuiste un vampiro y yo soy una cazadora de vampiros. La cazadora”
“¿y cuando se supone que me convirtieron?”
“Los libros no son muy claros en eso, pero durante el año 1880”
“Estamos en febrero de 1880. Buffy, todo esto es una locura… Y aunque fuera verdad, ¿Cómo has conseguido venir? Y …¿por qué?”
“He viajado en el tiempo gracias a un hechizo. Y vine para conocerte” William la miró con la duda plantada en la cara. Era lógico que no la creyera… sin embargo podría probárselo. Tenía la carta. Se levantó y fue hasta su maleta. Sacó la nota y se la pasó a William que seguía todos sus movimientos en silencio “Esto lo escribiste en el año 2004, para despedirte de mí. Reconocerás tu letra”
William tomó la carta de sus manos y leyó con avidez. Cuando terminó su semblante estaba demudado. Tuvo que sentarse en una silla para no caer. Era su letra y su firma. Sintió ganas de vomitar, pero se contuvo a duras penas. Buffy se había puesto su camisa y esperaba pacientemente a que reaccionara.
“Cuéntamelo todo, desde el principio” dijo por fin mirándola duramente a los ojos.
“Está bien… escucha…”
Buffy se pasó las siguientes dos horas contándole a William desde el momento en que se conocieron hasta su despedida en el Hellmouth. El escuchaba pacientemente sin interrumpirla, tan solo apretando los dientes o soltando alguna maldición por lo bajo cuando ella hacía alusión a alguna de las muertes que provocó o cuando le contó su relación sexual con ella. Buffy pensó que no lo aguantaría, que se levantaría de la silla en la que estaba sentado y se iría, pero no lo hizo. Tan solo cuando por fin terminó de hablar, se levantó, cogió una botella de licor y se bebió casi media de golpe.
Buffy intentó acercarse a él para consolarlo, para darle su apoyo, pero él la alejó con un gesto. Bebió y bebió hasta que la botella resbaló de su mano y se sumió en la inconsciencia. Buffy le cargó en brazos y le dejó sobre la cama, tapándole con cariño. Después se puso a llorar.
Unas horas después, hicieron la vuelta a Londres. En el camino solo intercambiaron algunas palabras corteses. William le dijo que tenía que pensar en todo lo ocurrido y ella respetó su decisión. Gracias a Dios, Anne no había vuelto de su viaje, así que tenían tiempo para estar a solas, y encontrar una solución a la situación.
Ya en casa, al día siguiente, Buffy fue a buscarlo a la biblioteca. Habían decidido de mutuo acuerdo dormir separados, pero necesitaba hablar con él, aclarar las cosas entre ellos.
Lo encontró mirando a la nada por la ventana. Cerró la puerta tras si y se aproximó. Pero antes de que pudiera decir una palabra, William se adelantó.
“Tienes que volver, Buffy”
“¿Volver? William, estamos casados. Quiero quedarme aquí contigo”
El se volvió y la encaró. Su gesto le recordó nuevamente a Spike, un Spike decidido.
“No perteneces aquí, este no es tu lugar. Ni me quieres a mí, quieres la imagen del hombre que perdiste, y que no soy yo”
“William, Spike y tú sois la misma persona, él nunca fue un vampiro convencional, incluso cuando no tenía alma. Da igual la forma que tomes, siempre serás el mismo”
“Dijiste que en el futuro te ayudo a salvar al mundo de un Apocalipsis, ¿no? ¿Qué pasará si no vuelves? Si no me convierto en vampiro, no existiré como Spike, no podré ayudarte y el mundo se extinguirá. ¿Quieres que eso pase?”
“Nadie sabe qué puede pasar si no eres convertido”
“No nos podemos arriesgar. Dices que Cecily es un demonio de no se qué… ella también es parte de la historia, del futuro… ¿llegué a algo con ella? ¿Me aceptó?”
“No. Ella es la causa de que te convirtieran. William, vamos a darnos una oportunidad… por favor” Buffy se acercó y lo abrazó, pero él la apartó de sí suspirando.
“Tienes que volver, no te quiero aquí conmigo. Buffy, no somos solo nosotros dos, la humanidad está en juego y no puedo llevar esa responsabilidad en sobre mis hombros… ni tú tampoco”
“¿Estás decidido?” William asintió con la cabeza. Buffy apretó los dientes, obligándose a no llorar. Después fue hacia la puerta “Le diré a Willow que me lleve de vuelta… adiós William”
“Adiós, Buffy”
William esperó unos minutos y después fue a la habitación de Buffy a comprobar que no estaba. No había ni rastro de ella ni de sus cosas. Se dejó caer en la cama y escondió las manos en la cara, llorando. ¿Qué iba a hacer sin ella? ¿Cómo la iba a olvidar? ¿Y todos los demás?
“Desearía poder olvidarla, que todos la olvidaran y poder seguir adelante” susurró en voz alta entre sollozos. De pronto la habitación se iluminó y apareció un ser monstruoso. William dio un salto, pero el demonio cambió su cara y William reconoció a Cecily.
“Has hecho bien, William. No se puede alterar el presente, porque podría trastornar el futuro”
“¿Qué haces aquí?” preguntó William limpiándose las lágrimas con la manga de la chaqueta.
“Has pedido un deseo. Y aunque no lo hubieras hecho, tendría que haber actuado. La visita de la cazadora al pasado lo ha trastornado todo, así que lo mejor es hacer que todos la olviden, incluido tú. Contaré hasta tres, y después me iré. Nadie se acordará de Elizabeth. No ha existido, ¿de acuerdo?” William asintió con la cabeza. Cecily comenzó a contar hacia atrás y cuando terminó el anillo desapareció de su mano. Después todo volvió a la normalidad.
Capitulo 11
Se despertó envuelto en sudor, como casi todas las noches desde hacía más de un mes. Últimamente, las pesadillas eran más continuas, y la angustia mayor. Primero lo achacó a todo el rollo ese del alma, de su nueva situación personal, pero no. El sueño le parecía demasiado real, y no tenía nada que ver con su pasado. Bueno, en cierto modo si. Siempre era la misma historia:
Estaba en 1880, era humano y Buffy era su esposa. Todo iba bien, hasta que discutían por algo y ella desaparecía. ¡Casarse con Buffy! Era algo que había deseado con todas sus fuerzas desde que comprendió que estaba enamorado de ella como un idiota. Siempre soñó con una casa en un barrio tranquilo con una gran valla blanca de madera. Le mintió a Buffy cuando le dijo que ya no pensaba en eso, le mintió porque no podía esperar nada de ella. No después de… Pero siempre lo deseó con toda su alma y lo seguía desando. Deseaba que fuera verdad.
Se levantó y fue directo a la ducha. Eso y una buena taza de café lo harían olvidarse de todas las tonterías que estaba pensando. Buffy ya no formaba parte de su vida. Quería empezar de cero, alejado de todo y todos lo que representaban su pasado. Una nueva oportunidad para disfrutar de su nueva vida. Vida… el bloody Shanshu se había cumplido en él, ya que el peache renunció. Le había costado tiempo acostumbrarse de nuevo a respirar, a caminar bajo el sol y a vivir con sus remordimientos. No le quedaba otra opción que seguir adelante.
Después de despertar en la habitación de un hotel días después de la gran batalla y descubrir que volvía a ser humano, decidió irse. Tenía dinero escondido en varios sitios, en la ciudad, así que hizo acopio de varios miles de dólares y se fue directo a Miami. Necesitaba el sol para curar sus heridas. De eso hacía ya varios meses, ni se acordaba cuanto.
Fue al frigorífico a servirse un poco de zumo mientras se hacía el café, cuando lo vio: llevaba una alianza de boda en el dedo. Cerró los ojos y sacudió la cabeza. Estaba alucinando, eso era. Esperó unos segundos y después los volvió a abrir. Esperaba que el jodido anillo hubiera desaparecido, pero no era así. Seguía allí.
Intentó sacárselo, pero el muy cabrón no salía. Se untó de jabón, mantequilla de cacahuete, y nada de nada. Maldijo una y otra vez, tirando de él hasta que casi se arrancó el dedo. Media hora después, se dio por vencido.
Caminó por la habitación del hotel como un perro enjaulado. ¡Que le dieran al bloody anillo! Se sentía como Gollum, solo que al revés, el quería deshacerse del maldito anillo y no había forma.
Tenía que pensar. Y no podía hacerlo dentro de la habitación. Se cambió en un santiamén, poniéndose un ajustado bañador debajo de los vaqueros, una camiseta blanca y unas deportivas. Cogió la toalla, las gafas de sol y las llaves del coche, era todo lo que necesitaba para relajarse: tumbarse en la playa.
Llevaba media hora tumbado bajo el sol con los ojos cerrados, cuando algo le hizo sombra. Gruñó por lo bajo y apartó las gafas lo justo para ver a su molesto visitante. Casi saltó cuando la reconoció. ¿Cecily? ¿No le había contado Buffy que estaba muerta?
Pero, claro, morirse en Sunnydale no era definitivo. ¡Si lo sabría él! De pronto recordó que Cecily salía en unos de sus sueños, diciéndole que era lo mejor que Buffy se marchara. Y algo sobre que nadie se acordara de lo que pasó… ¿Sería todo un sueño? Bueno, tenía la oportunidad de aclararlo, porque el anillo si que era verdadero. Se sentó en la arena y miró con atención a la mujer que una vez había creído amar. ¡Que tonto había sido!
“¿Tú también estás de vacaciones, Cecily?”
“Suponía que tu primera pregunta sería: ¿Fue todo real?”
“No quería parecer ansioso… ¿Lo fue?”
“¿El viaje de la cazadora al pasado?”
“¿Por qué no dejas de responder a mis preguntas con más preguntas, pet?” se impacientó Spike arrugando el entrecejo.
“¿Y tú?” Spike lanzó una maldición que la hizo sonrojar. ¡Menudo carácter! “Está bien, William. He venido para ayudarte, te lo debo”
“No me llames William, Cecily. Y no me debes nada”
“Yo creo que si, además, soy un demonio de la justicia, no lo olvides…”
“Yo pensé que lo eras de la venganza…”
“Me gusta más como suena ‘justicia’. Es más… rimbombante” Spike suspiró hondamente e hizo una mueca. Su paciencia estaba al límite “Bien, William… tu cazadora fue al pasado, y te casaste con ella…y después le pediste que se fuera”
“¿Quéeee?”
“¿Qué de qué? ¿El viaje, la boda o que le dijeras que se marchara…?”
“Creo que abreviaríamos si me devolvieras mis recuerdos, ¿no?” respondió Spike con un gruñido.
“¿Es tu deseo?”
“Lo deseo, vamos mueve el culo, preciosa”
Cecily sonrió y movió las manos muy artísticamente, provocando una leve explosión. Spike se alegró de llevar las gafas de sol puestas. Como un torrente, todos los recuerdos sobre la visita de Buffy le asaltaron. Se puso colorado cuando recordó la forma en que habían hecho el amor. Buffy debía haberse divertido de lo lindo con él, se habría reído mucho con su inexperiencia. Miró su mano y advirtió que el anillo seguía allí.
“¿Por qué no puedo quitarme el maldito anillo? Si deshiciste todo este embrollo, el anillo debería haber desaparecido con Buffy, ¿No?”
“Si, pero el anillo es parte de un deseo”
“¿De quien?”
“De los dos. Ambos deseasteis que la boda fuera real… así que… es real” Spike se levantó de un salto con los ojos desencajados.
“¿Quéeee? Repite eso”
“Buffy y tú estáis legalmente casados desde hace algo más de un mes. Puedes consultar el registro civil de Londres. Tienes una esposa, William, una esposa que cree que estás muerto”
“Te estás quedando conmigo, ¿verdad? ¿Es algo relacionado con la venganza? ¿Harmony te ha pedido que me martirices por no hacerle caso?”
“Te estoy diciendo la verdad William”
“Spike. Me llamo Spike ahora”
“Eres humano, William” remarcó la demonio provocando que el rubio soltara una retahíla de tacos en varios idiomas, pero ella no se inmutó lo más mínimo “Es tu oportunidad para recuperar el tiempo perdido, yo que tú iría a Londres sin perder tiempo, a tu esposa le hará ilusión”
“¿Aparte de demonio ‘de la justicia’ también eres consejera matrimonial?”
“Solo soy una amiga que quiere ayudarte, por los viejos tiempos”
Spike recogió sus cosas del suelo y se puso los pantalones. Antes de irse a su coche, miró fijamente al demonio, que lo miraba a su vez con una sonrisa.
“No voy a ir al bloody Londres de las narices, luv. Todo eso que me has contado es una tontería. No me creo una palabra”
“Como quieras… William”
“Que te jodan… Cecily”
Spike se giró con rapidez y fue hasta su coche. Que le dieran a la muy zorra, ¿Su amiga? Ja. No se fiaba de ella ni un pelo. Todo podía ser un truco suyo. Sin embargo, los recuerdos estaban ahora claros en su mente. Buffy había ido a Londres en 1880 para conocerlo como humano, y se habían casado. ¿Por qué lo habría aceptado? Buffy nunca lo amó, por lo menos, no de la forma que él la amaba a ella. Lo habría hecho porque se sentía sola, vacía y buscaba el consuelo que él le pudiera dar. ¿Por qué de pronto se sentía nuevamente utilizado?
Ahora era humano, igual que William. Si se presentaba ante Buffy, quizás lo aceptara como su marido. Ya no tenía nada de que avergonzarse, ¿no? Solo que no estaba dispuesto a ser su juguete nunca más. Iría y se lo diría en la cara. Si, iría a Londres a presentarse ante su esposa.
Capitulo 12
Willow estaba preocupada por Buffy. Desde que había vuelto de su viaje a 1880 la veía extraña. Ella le había contado que conoció a William, pero no le dio detalles sobre lo ocurrido durante el tiempo que estuvo allí. Su amiga llevaba dos anillos en la mano. Uno de compromiso y otro de… ¿boda? Estuvo a punto de preguntarle si se había casado con alguien, mejor dicho, con William pero le parecía tan absurdo que ni lo intentó.
Sin embargo, la duda la corroía. Si se habían casado… ¿Por qué había vuelto Buffy?
Estaba tomándose una taza de café en la cocina, cavilando cuando la rubia objeto de sus pensamientos entró, con una maleta en la mano. Willow dio un respingo. ¡No pensaría Buffy volver a 1880! Antes que pudiera preguntárselo, su amiga la sacó de dudas.
“He alquilado una casa en el centro, Wills. Esto es demasiado ruidoso para mí” dijo refiriéndose a la academia de cazadoras donde ahora vivían todos.
“Te entiendo, pero…nunca has vivido sola. ¿Quieres que me vaya contigo?”
“No, gracias. Tú estás aquí con Kennedy y a mi la verdad es que no me cae nada bien… además, Dawn vendrá a pasar las vacaciones de verano conmigo cuando termine el curso. Ahora necesito estar sola”
Willow asintió con la cabeza. Vio como Buffy cogía la maleta y se giraba, ¿es que no iba a despedirse de ella?
“Buffy…” la cazadora se volvió y Willow por fin soltó la pregunta “¿Te casaste con William?”
Buffy dudó. Desde que Willow y los demás la traicionaran, no se fiaba de nadie, pero ¡qué más daba! Tarde o temprano se enterarían.
“Si. Soy la señora Pratt, por lo menos en 1880, aunque no puedo quitarme los anillos ni para bañarme” dijo mirándolos con tristeza.
“Entonces… ¿Por qué volviste? No lo entiendo” Buffy sintió que los ojos se le llenaban de lágrimas. No quería ser débil, pero no podía más.
“Tuve que contarle todo… y él me dijo que debía volver… algo así como que la misión es lo primero. Tiene gracia, ¿verdad? Yo queriendo renunciar a todo por estar con él y William…” Buffy se detuvo y se limpió de un manotazo las lágrimas que habían empezado a brotar. Willow se acercó y la abrazó. La entendía perfectamente.
“Buffy… no es por darle la razón, pero la tiene. Si te hubieras quedado, no permitirías que William fuera convertido y eso trastocaría todo el futuro… puede que indirectamente acabaras con el mundo”
“Sí, eso dijo él… parecía tan juicioso”
“Spike a veces lo era, sobre todo cuando recuperó su alma” Buffy asintió con la cabeza y se sorbió los mocos. Willow se apartó un poco para mirarla a la cara “Tienes todo lo bueno que hizo, el apoyo que te dio y aunque él esté muerto ahora… fue tu marido. Te queda ese buen recuerdo”
“Me queda algo más, Willow. Estoy embarazada”
Spike llevaba dos semanas en Londres. Había logrado que le dieran una copia del acta de matrimonio. Las fechas estaban cambiadas, y en vez de 1880, ponía que se habían casado en 2004.
Estaba hospedado en un hotel, y se pasaba el día haciendo averiguaciones sobre El Nuevo Consejo de Vigilantes. Ya sabía donde estaba la sede, que también era academia de cazadoras. Lo tenía todo preparado para hacer una visita, sin embargo, no había visto a Buffy por los alrededores, aunque sí a Giles, Willow y Xander. ¿Se habría vuelto Buffy a Roma? Era improbable, estando todos sus amigos en Londres, pero no imposible.
Esperó a que anocheciera para salir. Quería que todos siguieran pesando que era un vampiro. Así jugaba con ventaja sobre ellos. Se echó una última ojeada en el espejo del ascensor y sonrió. No se acostumbraba a ver su reflejo, después de más de cien años sin verlo. Se había puesto unos vaqueros azules, una camiseta roja oscura y una cazadora corta de piel marrón. No era el look de Spike, pero tampoco desentonaba mucho.
Estaba a punto de salir del hotel, cuando se le ocurrió una idea. Fue hasta el mostrador y pidió la guía telefónica de la ciudad. ¿Y si Buffy no vivía en la academia, sino en un apartamento? Si era así podía buscar su dirección. Miró ansiosamente la S.. Smith, Stevenson…Summers. Summers, E.A. Era ella. Frunció el ceño, ¿usaba su apellido de soltera? Normal, se dijo tras memorizar la dirección y devolver la guía. Buffy no sabía que estaba vivo, ni que la boda era real en 2004. Cecily no le había dicho que Buffy lo supiera, así que sería otra sorpresa para ella.
Paró un taxi con un agudo silbido y le dio la dirección al taxista. Estaba nervioso, ansioso, pero sobre todo quería ver la cara que ponía Buffy al verle.
Había tenido mucho tiempo para pensar, y cuanto más pensaba más confuso estaba sobre todo lo que había pasado. Y sobre como reaccionar ante Buffy. Ahora no era un demonio impulsivo, sino un hombre con muchas dudas y mucha inseguridad. Sin embargo, estaba decidido a que esta vez las cosas quedaran claras entre ellos. Aunque el matrimonio fuera fruto de un hechizo, era legal y por tanto, conllevaba unos deberes por ambas partes. Y él no estaba seguro de estar preparado para eso. Apenas había comenzado una nueva vida, no sabía como responsabilizarse de sí mismo, como para hacerlo de una esposa. Y menos de la cazadora.
El taxi por fin se detuvo y Spike se quedó contemplando la casa en silencio, tras despedirlo. Era bastante antigua, y le recordó a la suya, aunque esta estaba en Chelsea. Solo le faltaba la bloody valla blanca de madera.
Suspiró hondamente y cerró los ojos. Deseó fumarse un cigarrillo para tranquilizarse, pero no podía demorarlo más. Tenía que hacerlo, antes de que se arrepintiera y diera media vuelta.
Caminó despacio pero decidido hasta la puerta y tocó al timbre. Oyó unos leves pasos y de pronto la puerta se abrió. Buffy se quedó mirándolo con los ojos como platos, sin decir una palabra. Llevaba puesto un pijama de pantalón corto y camiseta de tirantes, de florecitas y el pelo recogido en una cola. Sintió unas ganas enormes de tomarla en sus brazos y apretarla contra si, pero recordó el motivo de su visita. Sonrió malévolamente y levantó una ceja.
“Hola, señora Pratt”
Spike saltó hacia delante cuando la vio caer. Por una fracción de segundos evitó que cayera al suelo. Maldijo entre dientes y esta vez, si que la levantó en sus brazos y la condujo dentro de la casa. Buscó con la mirada y encontró el salón. La dejó sobre el sofá y le tomó el pulso. Respiró con tranquilidad al notarlo rápido pero firme.
No sabía muy bien que hacer, así que se sentó frente a ella en un sillón, esperando que despertara. Unos cuantos minutos después, fue abriendo los ojos. Spike se revolvió en el sillón, pero no se levantó. Buffy miró a su alrededor, confusa.
“¿Spike…?”
“El mismo, pet” respondió con voz suave. Se fijó en que llevaba los dos anillos puestos y miró el suyo de reojo. Todo seguía igual. “¿Te encuentras bien?”
“Sí, solo ha sido la impresión. Creí que estabas muerto… del todo” Buffy se incorporó despacio, intentando contener las ganas de vomitar. Asintió levemente con la cabeza y lo miró fijamente. El tenía una expresión neutra, así que Buffy no pudo saber que estado de ánimo tenía Spike en ese momento.
“Siento desilusionarte… otra vez”
“¿Dónde has estado? Ángel dijo que probablemente habías muerto durante la batalla”
“Estaba en Miami, de vacaciones” Buffy frunció el ceño. ¿De vacaciones? “Tú también has estado viajando últimamente, ¿no?” le preguntó con sarcasmo.
“¿Te has acordado de lo que pasó?”
“Cecily me devolvió los recuerdos. Hasta hace dos semanas no sabía nada de tu viajecito. Por cierto, ¿me puedes explicar esto?” Spike le tendió el certificado de matrimonio que le habían dado y la copia del acta matrimonial y volvió a sentarse en el sillón. Buffy lo leyó y su expresión pasó del asombro a la incredulidad. ¿Estaba casada con Spike?
“Yo… no sé nada de esto, Spike. No tengo ni idea como lo que pasó en 1880 ha tenido repercusiones en nuestra época”
“Cecily dijo que era por un deseo… de los dos. Buffy, ¿deseabas casarte conmigo?”
La cazadora se puso de pie y evitó su mirada. Estaba tan aturdida… Spike suspiró con fuerza tratando de controlarse. Otra vez Buffy le evitaba. No era capaz de ser honesta con él y reconocer sus sentimientos.
“Buffy… este documento es legal. Podemos hacer dos cosas, o bien me dices a la cara que me amas y quieres seguir con este matrimonio… o pedimos el divorcio y cada uno sigue su camino. Tienes la última palabra, como siempre”
Buffy se giró y lo miró directamente a los ojos. Spike le estaba dando un ultimátum, y estaba segura que esta vez hablaba en serio. Se iría y lo perdería si no era capaz de abrirse a él. Pero Spike era un vampiro, y ella estaba embarazada… aunque fuera de su otro yo. ¿Cómo se lo tomaría cuando lo supiera?
Capitulo 13
Spike esperó pacientemente a que ella hablara. Sabía que la había asaltado, y que tendría que haber esperado un poco antes de lanzarse, pero es que ya estaba harto.
“Spike, yo…” el timbre de la puerta la interrumpió. Spike maldijo en silencio, mientras Buffy iba hacia la puerta. El la siguió unos segundos después.
“Hola cariño” Buffy se vio abrazada y besada, y rezó para que Spike se hubiera quedado en el salón y no pudiera ver la escena. “¿Me has echado de menos?”
“Hola Derek” Buffy se apartó de él, empujándolo levemente por el pecho. Derek entró en la casa con toda familiaridad y se quedó mirando al rubio que estaba apoyado contra la pared con los brazos cruzados. “Spike, Derek es un… amigo” Spike levantó su ceja herida e hizo una mueca en forma de saludo “Spike es… es…”
“¿Tu marido?” ofreció Spike con una sonrisa maléfica. Buffy se puso roja y Derek abrió mucho la boca, para volverla a cerrar.
“¿Te has casado, Buffy? Pensé que tú y yo… que…”
“Solo salimos un par de veces juntos hace unos meses, Derek”
“Ya pero… ¿En serio te has casado con él? Es William el sangriento, he visto fotos” preguntó señalando a Spike. El rubio los miraba a ambos, burlón.
“Si. Derek, lo siento, pero te agradecería que te fueras ahora, por favor” dijo Buffy cuando vio como Spike se acercaba a ellos. Ahora no tenía chip y podía hacerle daño a Derek, por muy vigilante que fuera.
“Mi tío está muy preocupado por ti, así que en cuanto llegué de mi viaje a Berlin, vine a verte. ¿Va todo bien?” insistió mirando nuevamente a Spike, que había rodeado los hombros de Buffy con su brazo, de forma posesiva.
“Dile a Giles que estoy bien. Y no le digas nada de mi… boda. Yo misma se lo contaré, ¿Ok?”
“Pero…” protestó. Spike dio un paso hacia él, haciéndolo retroceder por puro instinto. Derek fue hasta la puerta y Spike lo siguió, abriéndosela de par en par.
“Ya oíste a la señora, Derek. Ahora se un buen chico y vete a casa. Y ni se te ocurra volver a tocar a mi mujer o te arrancaré el corazón y me lo comeré como postre, ¿entendido?” el hombre asintió con la cabeza y Spike lo empujó fuera, cerrando la puerta tras él. Cuando se volvió, Buffy lo miraba con cara de pocos amigos “¿Qué? Te ha besado”
“Es solo un amigo, Spike. Y aunque estemos casados, por un hechizo, eso no te da derecho a meterte en mi vida”
“¿Ah, no? Entonces deduzco de tus palabras que eliges que solicitemos el divorcio, ¿no?”
Buffy dudó nuevamente. Las cosas se le estaban yendo de las manos. Estaba cansada y mareada. El embarazo le estaba dando más problemas de los que debería.
“Todo ha sido muy repentino, Spike. Necesito pensar con calma sobre ello. ¿Puedes darme un poco de tiempo?”
“¿Más? Buffy, llevo años esperando a que te decidas de una jodida vez a decidir si me quieres en tu vida o no. Fuiste tú quien viajaste en el tiempo para buscarme, la que aceptó casarse conmigo. ¿Y ahora tienes dudas? ¿Por qué? ¿Por qué aquí soy vampiro? ¿Te gustaba más William humano aunque fuera un idiota?”
“William no era un idiota, era… tierno”
“Era un imbécil” Spike suspiró audiblemente y miró a Buffy. Estaba pálida y tenía algunas ojeras. Y antes se había desmayado al verlo. Podían posponer la discusión para el día siguiente, él también estaba cansado. “Está bien. Será mejor que nos vayamos a la cama, mañana hablaremos del tema”
“¿Irnos a la cama? ¿Los dos?” casi gritó Buffy. Spike miró al techo y ahogó unas cuantas maldiciones.
“Me refería cada uno a la suya. Estoy en un hotel. Pero… ¿a qué le tienes tanto miedo? No es como si fuera la primera vez que nos acostamos. De hecho, William y tú…”
“No hables de él en tercera persona, sois la misma”
“Vale. Me largo” Spike se dio la vuelta muy enfadado. ¿Qué se había creído Buffy? ¿Qué estaba deseando acostarse con ella? Pues… Si, pero no fue a su casa a eso, sino a hablar. A dejar las cosas claras. Su voz lo clavó en la puerta.
“¿Cómo has entrado, Spike? No te he invitado”
“Se supone que esta es también mi casa. Estamos casados, ¿no? No necesito invitación para entrar”
Buffy fue a decir algo más, pero Spike abrió la puerta y se marchó, sin mirar atrás. Buffy corrió al baño y por fin vació su estómago. Después se lavó los dientes y se metió en la cama, aunque sabía que no iba a poder pegar ojo en toda la noche.
Llegó a primera hora a la sede del Nuevo Consejo de Vigilantes. Había pasado una noche horrible, dando vueltas en la cama, así que se levantó temprano y se preparó para enfrentarse a Giles. Derek no se iba a quedar callado. Era un pariente lejano de Giles y había tratado por todos los medios de llevársela a la cama, pero no se sentía atraída por él. Era gracioso, pero después de Spike no se había acostado con nadie. No le apetecía. Bueno, con William pero William era Spike, ¿no? Aunque humano.
Sacudió la cabeza, para ahuyentar sus pensamientos. Siempre volvía a lo mismo, y ahora tenía que concentrarse en su ex vigilante. Fue saludando a la gente conforme se la encontraba. La miraban con una sonrisa sospechosa, lo cual la enfadó. No solo Giles lo sabía. Todo el maldito edificio tenía que estar al tanto, por la forma de mirarla.
Empujó la puerta de Giles y cerró de un portazo.
“Antes de que digas nada, Giles, te diré que fue a causa de un hechizo… un error en la concesión de un deseo. Yo…”
“No entiendo ni una palabra, Buffy. ¿Por qué no empiezas por el principio?”
Buffy asintió y comenzó a relatarle su viaje en el tiempo, como conoció a William y todo lo demás. Giles la miraba, con un gesto de incredulidad en la cara, pero no decía nada. Solo cuando Buffy le confesó lo de su embarazo, escuchó una maldición. Hacía mucho tiempo que no le escuchaba a Giles una expresión tan grosera.
“¿Lo sabe él?” dijo sin embargo tras una pausa para tranquilizarse.
“No. No se lo he dicho todavía” admitió bajando la cabeza.
“No debes hacerlo hasta saber sus intenciones. Aunque tenga alma sigue siendo un vampiro y no sabemos como puede reaccionar”
“Spike nunca le haría daño a su hijo o a mí, Giles”
“Eso no puedes saberlo. Lo más sensato sería anular ese descabellado matrimonio y no decirle nada del bebé. Podemos decir que es de Derek, el no se opondría. Está enamorado de ti”
“¿Qué? No puedo ocultarle eso, Giles. Es su hijo”
“Es hijo de William, un ser humano que murió hace más de cien años. Spike es un demonio, un vampiro con un alma inestable. Buffy, no puedes arriesgarte”
“Tengo que pensar en ello, Giles” Buffy se giró y fue hacia la puerta. Antes de salir se detuvo y lo miró “Es mi vida, y mi felicidad lo que está en juego. No se te ocurra inmiscuirte ni intentar nada contra Spike” le advirtió con una dura mirada.
“Yo solo quiero tu felicidad, Buffy”
“Ya”
Buffy salió con una rara sensación. ¿Y si Giles ordenaba que acabaran con Spike? Tenía que verlo, avisarlo para que estuviera alerta, pero no sabía donde encontrarlo. ¿La ayudaría Willow? Era su única oportunidad.
Más animada fue al despacho de su amiga. Ésta se encontraba sentada delante de su ordenador, trabajando.
“Hola Wills” dijo sin ganas.
“Hola Buffy” Willow se levantó al ver el estado de su amiga, la abrazó y la besó en la mejilla “Yo no he dicho nada, te lo prometo” se excusó.
“Ya lo sé, ha sido el idiota de Derek. Se presentó anoche en casa, cuando estaba allí Spike”
“¿Spike está vivo?”
“Está. Me explicó que se sobrevivió a la batalle de los Ángeles y que se fue de vacaciones a Miami” Buffy le hizo un resumen de la conversación con Spike a su amiga, mientras ella la escuchaba con atención. “Me ha dado un ultimátum y no sé que hacer…”
“¿Le quieres?” Buffy asintió levemente con la cabeza “Entonces no veo el problema. Es tu marido y vais a ser padres. Lánzate”
“No es tan fácil, Willow. Es un vampiro. Y los vampiros y los bebés nunca se han llevado bien”
“Pero Spike tiene alma, y quería mucho a Dawn. A su hijo lo querrá y protegerá mucho más” Buffy la miró esperanzada. Wills tenía razón. Spike incluso había protegido a Dawn cuando no tenía alma.
“¿Crees que debo decírselo?”
“Creo que es hora que tomes las riendas de tu vida, Buffy, y te olvides de todo lo demás”
“Entonces necesito tu ayuda”
Capitulo 14
Spike salía del cuarto de baño que había en su habitación, secándose la cabeza enérgicamente con la toalla, sin más ropa encima, cuando un largo silbido casi hizo que saltara hasta el techo. Ahora que no tenía reflejos de vampiro ni los otros ventajosos poderes, cualquiera podía sorprenderlo. Ver a Cecily tumbada encima de su revuelta cama, tras una larga noche de insomnio era sin duda una sorpresa, aunque nada agradable. Con un gesto instintivo de protección ante su lujuriosa mirada a sus partes nobles, se llevó la toalla hacia la cintura y se enrolló en ella.
“¡Menuda vista, William! ¡Ahora comprendo lo que quisiste decir con eso de ‘Solo tienes que verme’…! ¡Y tanto que hay que ver!”
“¿Qué coño haces aquí, Cecily?” le preguntó poniendo los brazos en jarras, con los ojos humeantes.
“Es Hally, William”
“Que te jodan, Cecily. Repito la pregunta ¿Qué coño haces aquí?”
“Me he enterado de que la cagaste con Buffy. ¿Cómo se te ocurre asaltarla de ese modo y darle un ultimátum? Tampoco le has dicho que eres humano. ¿Por qué? No logro entenderlo”
“¿Por qué estoy hasta los huevos de ella y sus indecisiones? El que sea humano o no, no debería ser una diferencia. Ella estuvo enamorada de Ángel siendo vampiro”
“Si, pero siempre deseó que se convirtiera en un chico normal. Uno con el que poder salir a pasear al sol, a la playa… casarse, tener hijos…”
“Buffy tendrá que aceptarme como soy, tal como yo la acepto a ella”
“¿Y si la pierdes… por ese pequeño detalle?”
“Entonces es que no me ama como yo a ella. Ahora lárgate, esta conversación se ha acabado” Spike se giró para volver al cuarto de baño cuando llamaron a la puerta. Antes que pudiera moverse, se abrió, mostrando a una Buffy más que enfadada. Spike siguió su mirada hasta la cama, donde Cecily se había puesto en pie de un salto, y se alisaba la ropa.
“Yo ya me iba, William. Buffy… encantada de verte de nuevo”
Ambos la siguieron con la mirada, hasta que desapareció, cerrando la puerta tras ella.
“Supongo que ahora me dirás que esto no es lo que parece” dijo la rubia cruzándose de brazos y señalando con la mirada la toalla y después la cama revuelta.
“¿Me ibas a creer si te dijera que salí de la ducha y me la encontré de pronto ahí en la cama?” Buffy se mordió el labio, y él se encogió de hombros, como si ya se esperara esa muda respuesta “Ya me lo imaginaba ¿A qué has venido Buffy?”
“A hablar de nuestro… matrimonio o lo que sea” contestó la cazadora siguiéndolo con la mirada, mientras él se vestía. Tragó a duras penas la saliva que se le acumulaba en la boca, ante el cuerpazo que tan bien recordaba. Aunque… ¿Estaba moreno o eran apreciaciones suyas? Sacudió la cabeza apartando la tonta idea. Spike era un vampiro muy coqueto, y seguro que se había dado un baño de caña de azúcar para disimular su palidez, pues no tenía ni una línea blanca… por lo menos que se viera.
“Yo dije todo lo que tenía que decir. Aunque tengo una pregunta… ¿Te acuestas con Derek? No es curiosidad malsana, es que me parece un idiota”
“Todos mis novios te parecían unos idiotas, incluso tú” Spike levantó una ceja y sonrió macabramente. Buffy había reconocido por fin que lo que tuvieron fue algo más que sexo para ella. “Me refería a William” matizó Buffy leyendo sus pensamientos.
“Por supuesto” Spike se apoyó contra una mesa y la repasó con la mirada, tal y como ella había hecho antes con él. Estaba preciosa con ese pantalón blanco de lino y ese top negro. Recordaba perfectamente la noche de bodas que pasaron juntos, cuando él era solo William… Antes de convertirse en un asesino despiadado. Un alma maldita… ¿Quién era ahora? ¿Qué había cambiado? Seguía teniendo todas esas muertes sobre su conciencia y su alma manchada de sangre inocente. ¿Se merecía una vida feliz junto a Buffy después de todo? Si, las mujeres se casaban con condenados por asesinatos múltiples, incluso los que estaban destinados a la cámara de gas o la silla eléctrica, pero… ¿Buffy se merecía un hombre así? No. Lo más seguro que estuviera allí para ponerle fin a esa locura producto de un hechizo, y él no tenía que ser egoísta y dejarla ir. Era lo menos que podía hacer por ella.
“Spike… creo que nunca hemos tenido oportunidad de conocernos el uno al otro de verdad, tal y como somos, excepto… cuando el hechizo de Willow de hágase mi voluntad… Fue el día… más feliz de mi vida… te amaba y me sentía amada como nunca… lo que compartimos… no sé, fue especial. Yo lo achacaba al hechizo, pero me di cuenta después que ambos somos así. Hay algo especial que nos une y me gustaría… recuperarlo. Quiero que nos demos una oportunidad”
“Buffy, cariño… todo aquello fue precioso… al igual que la boda en Londres, pero tanto una cosa como otra no fue real… no de verdad” Spike se detuvo y cogió aire, intentando aclarar sus pensamientos. “Lo nuestro siempre se ha basado en mentiras y hechizos, no podemos basar un matrimonio sobre ello, no funcionaría…”
“¿Estás diciendo…que es mejor dejarlo?” Spike se acercó a ella tentado de abrazarla, pero si lo hacía, terminarían en la cama, como siempre y no. Así que se detuvo a tiempo y llevando un dedo a un mechón rebelde de su cabello, lo puso tras su oreja.
“El matrimonio debe basarse en el amor y el respeto mutuo, en la confianza. Tenías razón aquella vez cuando….Buffy ¿Estás dispuesta a olvidarlo todo y empezar de cero conmigo, aún siendo un vampiro?”
“Si. Me gustaría intentarlo… al menos para compensar las cuatro horas que nos pegamos Willow y yo anoche intentando localizarte” Buffy bromeó intentando aplacar sus nervios. Se sentía como una adolescente ante su ídolo del equipo de fútbol.
“¿Con un hechizo localizador de demonios?” preguntó Spike con temor. No le había dicho todavía que era humano.
“No. Como la otra vez falló, Willow se fue directamente a la técnica informática. Entró en la base de datos de la mitad de los hoteles de la ciudad hasta que dio contigo. Pratt no es un apellido común, así que tuvimos suerte”
“Verás… en cuanto a eso… tengo que confesarte algo…”
“¿Qué? Ya sé. Hiciste un hechizo para bloquear el hechizo. Querías descansar un poco y…”
“Buffy, soy humano de nuevo” la cortó el rubio. Buffy perdió el color, y tuvo que apoyarse contra la pared para no caer. ¿Humano?
“¡Eres un… un… bastardo! ¿Cómo has podido mentirme? ¿Y tú hablabas de amor y confianza para basar nuestra relación?” Spike intentó hablar, pero Buffy le empujó tan fuerte que cayó sobre la cama. Después dejó su bolso sobre una silla y corrió al baño a vomitar, aunque hubiera querido irse directamente al infierno.
Spike suspiró hondamente, venciendo el impulso de ir al baño y tratar de razonar con ella, pero tenía razón. Debería habérselo dicho desde el principio. De pronto, el sonido de la música del Exorcista lo sacó de sus pensamientos. Siguió el sonido hasta el bolso de Buffy. ¿Sería el capullo de Derek? Porque si era así… lo tomó y descolgó casi gritándole a su interlocutor.
“¿La señora Pratt, por favor?”
Spike levantó las dos cejas. ¿Buffy usaba su apellido de casada? Eso si que era raro. Suavizó su tono de voz, dudando si llevarle el móvil al baño a Buffy, pero al oír la cadena otra vez tras algunos estertores, se decidió por todo lo contrario.
“Está un poco indispuesta en este momento. ¿Quiere que le deje algún mensaje?”
“¿Usted es el señor Pratt?”
“El mismo” respondió escuetamente. De todos modos, no durante mucho tiempo, por lo visto.
“Entonces está bien. Era para cambiarle la cita a su esposa para la primera ecografía. Apunte, en vez de mañana, pasado a la misma hora. Se nos ha adelantado un parto y el doctor va a estar todo el día en el paritorio. No se le olvide, pasado mañana a las cinco”
“Gracias, se lo diré” Spike colgó y notó que las manos le temblaban. ¿Ecografía? ¿Parto? Todo eso sonaba a…. ¿Embarazo? ¿Buffy estaba embarazada? Fue directo al mini bar y se sopló de golpe dos mini botellitas de licor, sin fijarse ni siquiera qué eran. ¿Sería William el padre…? ¿Y si era de Derek? ¡Dios! Era para volverse loco.
Capitulo 15
Buffy se lavó los dientes con el cepillo que suponía de Spike, y se refrescó la cara después de tirarse por lo menos tres minutos vomitando. No es que hubiera desayunado mucho, pero lo poco que tenía en el estómago estaba ahora camino de las alcantarillas de la ciudad. ¡Maldito fuera Spike! No podía soltarle esa bomba de que era humano así de golpe, sin previo aviso… y… claro, pensándolo bien, ella tampoco le había dicho lo del bebé… no podía quejarse de su falta de confianza.
Sin embargo, estaba enfadada. Mucho, porque de su actitud deducía que él creía que no lo iba a aceptar pesando que era un vampiro. Y ya lo tenía decidido… aunque le costó decidirse, la verdad. Toda la culpa la tenía Ángel –pensó echándose una ojeada en el espejo. ¡Estaba espantosa! –Ángel la había hecho desconfiar del amor de todos sus novios. Y mucho más del amor de Spike, porque él no pudo amarla sin alma, la odiaba, le asqueaba besarla… así que cuando Spike le confesó por primera vez que estaba enamorado de ella, no lo creyó. Sin alma no podía amar, se decía una y otra vez así misma, intentando convencerse- Y no fue hasta que volvió a verlo tras recuperarla por ella, para merecer su amor, que comprendió que Spike la amaría en todas sus formas, pasara lo que pasara y hasta el final.
Respiró hondo y decidió salir y hacerle frente. Era el momento de contarle lo de su embarazo y ver cómo reaccionaba. Estaba decidida a no perderlo esta vez.
Abrió la puerta del baño y lo buscó con la mirada. Estaba apoyado contra un mueble, con los brazos y las piernas cruzadas. Y el ceño fruncido. Mala seña, teniendo en cuenta que la que debería de estar enfadada era ella.
“¿Te encuentras bien, pet?” le preguntó sin embargo con un tono de preocupación sincera en sus palabras.
“Si. Ya pasó. Ha sido… la impresión”
“Claro. Lo entiendo, solo que pensé que cuando te enteraras que soy humano nuevamente te alegrarías, no que irías directamente a vomitar”
¿Estaba en plan irónico? Pensó Buffy rascándose la cabeza y haciendo un leve puchero con su boca. Spike levantó una ceja e hizo un amago de sonrisa. Le encantaba cuando Buffy hacía eso. Era tan… erótico.
“Verás… no vomité por eso… fue por…” Buffy se detuvo. No sabía cómo decírselo, y verle mirándola con esa cara de pillo… no ayudaba, precisamente.
“El desayuno” terminó él por ella con despreocupación “Te sentaron mal las tortitas”
“¡No! ¿Puedes dejar que hable?” Spike se encogió de hombros y ella comenzó a caminar por la habitación, frotándose las manos “Yo… no me siento muy bien por las mañanas… últimamente. Es por…. Por… ¡Voy a tener un bebé!” dijo de golpe volviéndose hacia él para ver su reacción.
Spike no hizo ningún gesto de sorpresa, ni se inmutó. Buffy se desesperó. ¿Qué le pasaba al muy maldito? ¿Es que no le importaba?
“¿No dices nada?”
“Bueno, si….” Respondió tras una pausa, moviéndose hacia ella hasta quedar muy cerca “¿El bebé es del capullo de Derek?” preguntó mordiendo las palabras una a una.
Buffy se puso muy roja y después muy blanca, pero tuvo fuerzas de soltarle una buena bofetada antes de tambalearse. Spike se movió rápido, y aunque le zumbaba el oído izquierdo, logró ignorarlo y sujetarla contra sí.
“Lo siento, nena. Ya sabes que la delicadeza nunca ha sido mi fuerte. Será mejor que te tumbes un poco hasta que se te pase”
“Todo me da vueltas” Buffy se agarró a su cuello y él la levantó en peso, dejándola con cuidado sobre la cama. La miró desde su altura con preocupación. ¿Por qué no podía mantener la maldita bocaza cerrada? Era obvio que el bebé no era del idiota ese, la creyó cuando le confesó que solo eran amigos… entonces… ¿El bebé era de William? Claro, tenía que ser así. Durante su corta relación en 1880 no habían tomado ninguna precaución. El bebé que llevaba su cazadora dentro, era suyo.
Una emoción lo embargó por dentro, y tuvo que hacer esfuerzos para no echarse a llorar como un estúpido.
“¿Quieres que llame al médico del hotel?” ella negó con la cabeza y cerró los ojos. Lo único que quería era descansar, dormir unas horas y olvidarse de todo. Spike la tapó con las sábanas, tras quitarle los zapatos y cerró las cortinas de las ventanas. “Estaré abajo en el restaurante, si necesitas algo. Descansa todo lo que quieras, ya hablaremos de esto” Spike se inclinó y la besó en la frente, saliendo después de la habitación. ¡Iba a ser padre! ¡Y con Buffy de madre! Cuando se enterara el maricón…
Capitulo 16
Cuando Spike volvió a su habitación, Buffy no se encontraba allí. Se maldijo mentalmente por haberla dejado sola, pero no la iba a presionar esta vez. Ella sabía que era humano e iba a tener un hijo suyo, así que si quería estar con él de verdad, ahora era la ocasión perfecta.
Podían estar juntos y ser felices. Pero si Buffy elegía lo contrario… no haría nada. Solo intentaría no perder el contacto con el bebé. El bebé… ¡maldita sea! ¡Se había olvidado de decirle lo del cambio de cita…! Podía llamarla por teléfono y así evitar el encuentro, pero nunca había sido un cobarde, y necesitaba una explicación por su parte. Tenía derecho a saber qué iba a hacer Buffy con el bebé. Al fin y al cabo, estaban casados y era suyo, ¿no? Le dejaría bien claro que su visita era por el niño, exclusivamente.
Miró el reloj, era demasiado tarde para una visita, así que iría por la mañana.
Buffy se despertó con unas nauseas terribles, como siempre. Tuvo que ir al baño más que deprisa y cuando salió, todo le daba vueltas. El bebé le estaba dando tantos problemas como su padre. Seguro que ahora estaría cabreadísimo por no haber esperado a que el volviera, tal como le pidió, pero no podía enfrentarlo y mucho menos después de enterarse que Spike era humano de nuevo, y que no la había buscado para contárselo inmediatamente.
Estaba hecha un lío, y para colmo de males no le apetecía en absoluto ir a la revisión ginecológica que tenía prevista unas horas después. ¿y si el bebé no era normal? Había sido concebido en otro tiempo, viajando en el tiempo y eso podía afectar al feto.
Sacudió la cabeza intentando quitarse esas ideas que la atormentaban. Su hijo sería un ser normal y tendría una vida normal, aunque no estaba muy segura si sería con su padre y su madre juntos.
Se dio una larga ducha para despejarse y se vistió de modo informal. Estaba preparada para salir cuando sonó el timbre. El corazón se le aceleró. Puede que Spike ya no fuera vampiro, pero podía sentirlo perfectamente.
Respiró hondamente y abrió la puerta, con una expresión neutra en la cara, aunque estaba nerviosísima por dentro y feliz.
“Hola Buffy”
“Hola Spike…siento haberme ido de esa forma del hotel, pero…”
“Lo entiendo, y estoy acostumbrado a que lo hagas, no te preocupes” la cortó con una sonrisa irónica que hizo temblar a Buffy. Si que estaba enfadado “Veo que estás lista para salir. Si es a la clínica… ayer llamaron mientras vomitabas en mi baño. Te han cambiado la cita para mañana a la misma hora por problemas técnicos de tu médico. Se me olvidó decírtelo ayer con todo el jaleo”
“Gracias por venir. ¿Quieres pasar y tomar una cerveza?” Spike levantó una ceja y sonrió apenas. No se esperaba que Buffy le tratara como a una persona normal, algo que nunca antes había hecho. En otras circunstancias le habría cerrado la bloody puerta en la cara –pensó frunciendo el ceño-
“Una cerveza sería estupendo” se oyó decir maldiciéndose a si mismo por ser tan débil. Buffy se apartó para que pasara y él la siguió hasta la cocina. Era pequeña, pero bien acondicionada, y le recordaba a la de su casa en Sunnydale. “¿Desde cuando tienes cervezas, pet? No te sienta muy bien que digamos”
“Tengo algunas por Xander. Viene de vez en cuando de visita”
“Ah” Buffy le pasó una lata de cerveza y se sirvió un poco de zumo, apoyándose contra la encimera. Spike lo hizo contra la pared de enfrente bebiendo un gran sorbo. Esperó a que ella hablara, pero como no lo hizo, se rindió. “¿El bebé está bien? ¿Es una visita rutinaria o hay algún problema?”
“Es una visita para asegurarme que está bien. Esta clínica es algo especial… tratan todo tipo de personas, humanos o no, y no hacen preguntas”
“¿Temes que el bebé sea un demonio? Ambos éramos humanos al concebirlo”
Buffy enrojeció. Cada vez que él hacía mención a eso, no podía evitarlo, porque se sentía como si lo hubiera traicionado.
“Tengo miedo al viaje en el tiempo. No sé si eso pudo afectar al bebé… y quiero asegurarme”
“¿Y si no lo es? ¿Piensas en… librarte de él?” preguntó Spike con cuidado aunque la sangre le hervía.
Buffy se revolvió incómoda. Esa pregunta se la había hecho miles de veces desde que supo que estaba embarazada y no sabía qué responderse.
“Quiero quedarme con él, pero si es peligroso o deforme… ¡Spike, no sé que haré!”
“Bueno, lo decidiremos juntos. Después de todo es mi hijo, y estamos casados. Iré contigo a esa clínica”
“Está bien, pero la decisión final es mía”
Spike la taladró con la mirada. Eso estaba por ver.
“¿A qué hora es la cita?”
“A las doce de la mañana”
“Vendré a recogerte a las once y media”
Spike salió sin decir una palabra más y Buffy se quedó mirando sus anchas espaldas desaparecer por la puerta. Spike había hablado del niño, pero no de ellos, ¿eso significaba que ya no le interesaba? Ahora que era humano no tendría problemas en encontrar a una chica normal que no tuviera tantos problemas como ella. Quizás quisiera divorciarse… o volver con Cecily… ¡Dios! ¡Se iba a volver loca de tanto pensar!
A las once y media en punto de la mañana siguiente, el timbre sonó. Buffy se echó una última mirada en el espejo de la entrada y suspiró, abriendo la puerta con toda la tranquilidad que pudo reunir. Había pasado mala noche, y tenía unas ojeras terribles, pero no podía hacer nada por disimularlo.
Cuando abrió la puerta, se quedó sin respiración. Spike estaba impresionante con los vaqueros oscuros y la camisa azul abierta hasta casi la mitad. El bronceado le quedaba de muerte, y sus inmensos ojos azules destacaban más en su cara morena. El le devolvió la mirada, aunque la suya era de preocupación.
“¿Te encuentras bien, pet?”
“Si, no te preocupes. Es normal en mi estado”
“Estás demasiado delgada. ¿Eso también es normal en tu estado?” su voz sonó demasiado irónica, y sintió remordimientos por tratarla de esa forma. La verdad es que estaba muy preocupado por ella, no se la veía nada bien.
“Lo es cuando vomitas todo el día” Buffy cogió su bolso y salió de la casa. Spike cerró la puerta y la siguió.
A las doce menos cinco el taxi paró delante de la clínica. Estaba en las afueras de la ciudad, escondida entre unos árboles. Spike levantó una ceja un poco sorprendido. Desde fuera no parecía nada especial, pero por la puerta entraban toda clase de criaturas de todas las especies que se pudiera imaginar. Spike le echó una mirada insegura a Buffy.
“¿Estás segura que quieres entrar ahí? Como alguno de esos bichos te huela, vamos a tener que salir a ostias de la clínica”
“Tienen un sistema de seguridad muy eficaz. Además, este sitio es zona neutral, todos los que entran saben las normas”
“Eso me deja más tranquilo” respondió Spike irónicamente. Le pagó al taxista y ambos salieron. Después de dar sus datos en recepción, esperaron a que llamaran, sentados en la sala de espera. Spike miró a su alrededor duramente, transmitiendo con su mirada que era peligroso y que estaba dispuesto a matar a quien molestara a la cazadora. El mensaje llegó, y tras unos segundos angustiosos de espera, cada uno volvió a lo suyo.
Buffy leía con despreocupación una revista de bebés que había sobre la mesa, ajena a todo lo que pasaba. Podía estar embarazada, pero era la cazadora, un arma letal.
Por fin, una enfermera con cuernos fue a avisarles y Spike respiró profundamente aliviado. Y todos a su alrededor también.
“Póngase esta bata, Sra. Pratt”
Buffy miró a Spike y se sonrojó cuando él le sonrió levantando las dos cejas. Cogió la bata y desapareció tras un biombo que había en la consulta. Unos segundos después entró el doctor, leyendo atentamente lo que parecía una historia clínica. Spike permaneció de pie, sin perderse un detalle.
Buffy regresó vestida solo con la bata para el reconocimiento médico y la enfermera le indicó que se tumbara en la camilla.
“Es la historia más rara que he leído en mi vida” dijo por fin el médico levantando la vista de los documentos “Así que usted es la cazadora” dijo señalando a Buffy y después a Spike “usted William el sangriento, alias Spike. Ella está embarazada tras un viaje en el tiempo con su otro yo, y ahora además, es humano por una profecía… y están casados… ¡No me lo puedo creer!”
“Esa es la versión resumida” respondió Spike un poco molesto por los comentarios del médico “Ahora que ya se ha puesto al día sobre nuestra vida privada, ¿no es el momento de reconocer a la señora y ver como está el bebé?”
“Por supuesto” el médico carraspeó y le mandó a la enfermera que sacara sangre a ambos y la llevara a analizar. Después le cubrió las piernas y el bajo vientre a Buffy con una sábana dejándole al descubierto lo suficiente para hacer la ecografía. Buffy se encogió cuando sintió el frío líquido sobre su piel, pero se relajó al sentir como Spike le sujetaba una de sus manos entre las suyas, dándole apoyo. “Parece que la cosa no va mal. El corazón del bebé va a un buen ritmo”
“¿Es normal?” preguntó Buffy angustiada.
“Todavía es pronto para saberlo. Está de pocas semanas, pero haremos una amniocentesis para asegurarnos de que no hay ningún problema congénito. Es una prueba sencilla, pero tiene sus riesgos, sobre todo en el primer trimestre. El peligro de aborto espontáneo se multiplica por tres que si fuera en el segundo”
“Entonces… ¿No sería mejor esperar al segundo trimestre?” preguntó Spike con el ceño fruncido.
“Podríamos, pero si el bebé no es normal… lo mejor es saberlo cuanto antes y tomar las medidas necesarias para interrumpir el embarazo. No podemos saber qué le puede pasar a unas células fecundadas tras un viaje en el tiempo… su bebé podría ser un monstruo… o algo peor”
Spike miró a Buffy que no había hablado hasta el momento, permaneciendo con los ojos cerrados y la cara pálida apretando con fuerza su mano.
“¿Tú que dices, pet?” le preguntó con voz suave. Ella abrió los ojos llenos de miedo, pero con determinación.
“Yo… no sé, Spike. Tengo… tengo que pensarlo. Es mi bebé, nuestro bebé”
Spike asintió con la cabeza y se volvió hacia el médico.
“Vamos a pensarlo con calma, doc. Le llamaremos en unos días”
“No lo piensen mucho”
Spike le lanzó una mirada gélida y se volvió hacia Buffy para ayudarla a bajar de la camilla. Ella se vistió con rapidez y ambos salieron en silencio de la clínica, subiendo a un taxi de los que había parados allí esperando clientes exóticos. Spike le dio la dirección de la casa de Buffy al taxista y al ver cómo temblaba, la atrajo hacia él. Buffy apoyó la cabeza sobre su pecho y cerró los ojos. Quería a su bebé y podía perderlo. ¿Qué pasaría si no era normal? Podía ser deforme, un monstruo o tener defectos genéticos incompatibles con la vida. ¿Qué iba a hacer? ¿Estaría Spike con ella para apoyarla?
Capitulo 17
Cuando llegaron a la casa de Buffy, Spike le dijo a taxista que esperara. La acompañó hasta la puerta, pero no pasó dentro. Buffy se quedó un poco pillada. Había esperado que él entrara con ella, tenían que hablar del bebé…
“¿Te vas?”
“Voy al hotel… a por mis cosas. Me da igual lo que digas, Buffy. Voy a quedarme aquí contigo hasta que me asegure que estás bien y decidamos lo mejor para el bebé y tú”
“Pero…”
“No es lo que piensas” la cortó cuando vio su cara de confusión “Viviremos juntos, como buenos amigos. Hemos pasado por muchas cosas, luv, pero creo que no es el momento para hablar de nosotros, sino de preocuparnos por el bebé”
“Está bien. Estoy muy cansada, voy a entrar”
“Vendré lo antes posible. Luego te llevaré a almorzar a algún sitio tranquilo. ¿Tienes hambre?”
“Un poco” Spike asintió y volvió al taxi.
“Descansa un rato, no tardo”
Buffy asintió y se metió en casa. Estaba agotada, en todos los sentidos. Estaba confusa y preocupada por Spike. Era humano y estaba expuesto a todos los peligros que había en la calle. Y por lo que había visto, su carácter seguía siendo el mismo, lo cual lo iba a meter en más de un problema.
Spike recogió sus cosas y tras pagar la cuenta, dejó el hotel. Necesitaba alquilar un coche para moverse, así que eligió un Audi A3 que parecía cómodo. En otras circunstancias se habría decidido por un deportivo, pero necesitaba sobre todo seguridad.
Cuando Buffy vio el coche que había elegido levantó una ceja, pero no dijo nada. Spike metió sus maletas dentro de la casa, dejándolas en el recibidor, ante la mirada atenta de la rubia.
Hicieron el camino en silencio hacia el restaurante. Cuando estaban sentados en su mesa, Buffy sonrió levemente.
“¿Me has traído a un restaurante francés?”
“Bueno, parece que te gustó cuando fuiste con el director psicópata ese” Spike se encogió de hombros intentando parecer despreocupado al nombrar al hijo de su segunda cazadora muerta “pero no esperes que te dé de comer el postre en la boca” continuó sonriendo y ladeando la cabeza con esa mirada suya tan atractiva que solía utilizar cuando quería parecer un buen chico malo.
“¡Qué pena! Me encantan las peras al coñac!” contestó Buffy haciendo un puchero.
“Eso tiene alcohol, pet. Y no es bueno para el bebé. Tendrás que conformarte con las peras solas… u otra cosa” esta vez hizo un gesto exageradamente lascivo y Buffy no pudo evitar reírse a carcajadas. El también lo hizo, y tras unos segundos, ambos se relajaron. El camarero esperaba pacientemente al lado de la mesa, con un gesto de fastidio en su rechoncha cara “Tomaremos el menú especial de la casa” le dijo Spike sin mirar siquiera la carta.
“¿Has estado aquí antes?”
“Con el cabezón, hace meses. Aunque fue una visita rápida de negocios”
“¿Has hablado con el recientemente?”
“No. No me apetecía ver a nadie de mi pasado, y menos a él” Buffy asintió con la cabeza. “Hablando de Ángel…” Spike se apoyó sobre la mesa para estar más cerca de Buffy y poder hablar en voz baja “Él podría ayudarnos en lo del bebé. Worfram and Hard tiene unos centros médicos impresionantes por todo el país. Podían echarle un vistazo al niño aquí mismo en Londres”
“No me fío de ellos, Spike. Eran un instrumento del mal. Todavía ni me fío de Ángel”
“Yo tampoco me fiaba al principio, pero he visto los cambios que Ángel ha provocado en la organización, y están limpios. Piénsalo, yo tampoco me fío de la clínica esa tan rara donde hemos ido”
“Lo pensaré, te lo prometo” Spike alargó la mano por la mesa y le atrapó una de las suyas, apretándosela suavemente. Buffy sintió un hormigueo por todo su cuerpo, una descarga eléctrica que solo sentía cuando él la tocaba. Antes lo atribuía a que él era vampiro, y a la fuerte atracción sexual que había entre ellos, pero aunque la atracción continuaba, -de eso estaba más que segura- no tenía muy claro si Spike era humano totalmente o no.
“Bien. Ahí viene el primer plato”
La comida estaba deliciosa. Hacía mucho tiempo que no recordaba estar tan saciada, casi iba a reventar. Tomó la última cucharada de su tarta de chocolate y apartó el plato de una forma que parecía su peor enemigo. Spike estaba sonriente, tomando un brandy a pequeños sorbos. Durante la cena solo había bebido agua, para acompañarla a ella. Los dos se miraron unos segundos a los ojos, escrutándose. ¡Estaban tan cambiados! Spike fue a abrir la boca, pero Buffy se adelantó. Tenía una pregunta en la punta de la lengua desde hacía horas, y ya no aguantaba más la incertidumbre.
“Spike… ¿Tienes algún poder sobrenatural? Es decir… ¿Conservas alguna de tus habilidades de cuando eras vampiro?” Él sabía exactamente a qué se refería, pero su lado oscuro y bribón salió a colación. Bebió un sorbo del líquido ambarino y tras limpiarse los labios con la lengua de forma sensual, dijo con voz profunda y masculina:
“Bueno, si te refieres a si todavía sería capaz de pasarme cinco horas seguidas haciendo el amor contigo, o derrumbar otra casa juntos, la respuesta es no, pero estoy seguro que sé lo que tengo que hacer para que grites de placer hasta quedarte afónica, querida esposa”
Buffy se quedó con la boca abierta y la cara enrojecida hasta las cejas. No es que no estuviera acostumbrado al humor algo excéntrico de Spike, es que el camarero había vuelto con la cuenta y había oído todo. Lo miró y miró a Spike, con ganas de matarlo, pero él volvió a ladear la cabeza de esa forma que la encantaba y se dio por vencida. Al fin y al cabo, estaban casados y cualquier cosa que hicieran era legal.
Cuando por fin el camarero se retiró, llevándose el dinero de la cuenta más una suculenta propina, Buffy estalló entre risas:
“¡Eres un auténtico cerdo, querido esposo!”
“De eso puedes estar más que segura, pet” Spike se levantó y la ayudó con la silla, ofreciéndole después el brazo. Ella se apoyó en él al salir del restaurante, estaba como en una nube. Como si todo fuera un sueño, u otro viaje en el tiempo. Le parecía increíble que estuviera con Spike, pasando la velada como una pareja normal, aunque los dos sabían que no lo eran.
Se entristeció al pensar que quizás nunca lo serían. Quizás el bebé tampoco lo fuera… Spike notó como su cara se transformaba en un segundo. Estaba seguro que la cazadora estaba dándole vueltas a la cabeza y conociéndola… nada bueno podía salir de eso. Se detuvo junto a coche y la giró para que lo mirara. Ella mantenía la cabeza agachada, mirándose los pies con insistencia.
“Hey, pet, mírame” la animó poniendo un dedo en su barbilla, para que levantara la cabeza. Ella lo hizo a regañadientes, pero él no se amilanó “Todo va a salir bien, ya verás”
“Tengo miedo, Spike. Miedo por el bebé… no puedo evitarlo” Spike la estrechó contra sí, enterrando la cara en su pelo. La oyó sollozar y la apretó todavía más, acariciándole la espalda con la mano y diciéndole palabras de consuelo. Ella le apretó tan fuerte que tuvo problemas para respirar, pero no protestó, sabía que necesitaba su apoyo, aunque también lo necesitaba entero y vivo- se dijo a sí mismo intentando aflojar el abrazo. Buffy levantó la cabeza y lo miró directamente a los ojos y después a los labios. Spike sintió terror ¿Debía aceptar la invitación y besarla? Si la besaba… no estaba seguro de poder parar. Puede que ya no fuera un vampiro lascivo y cachondo, pero era un hombre enamorado, y tenía a la mujer que amaba ofreciéndole sus dulces labios.
Al ver que él titubeaba ella levantó las manos y lo atrapó por la nuca, atrayéndola hacia sí. Spike dejó escapar un gemido de placer y necesidad que pareció más un rugido. Intentó controlarse, pero Buffy le metió la lengua en la boca y todas sus buenas intenciones se esfumaron junto con su autocontrol. Un segundo después la tenía apoyada contra el coche, con sus caderas presionado las de ella y devorándole la boca.
Un ruido a sus espaldas los hizo volver a la realidad de forma brusca. Alguien que salía del restaurante y también iba por su coche.
Spike cerró los ojos e inspiró profundamente intentando regularizar su respiración. Buffy hizo lo mismo y después rodeó el coche para irse a su puerta, esperando que él abriera de una vez el condenado coche. Por fin lo hizo y casi se lanzó dentro. Spike hizo lo propio y cerró la puerta echándole una ojeada a Buffy. Estaba preciosa toda ruborizada y con los labios hinchados por sus besos. Spike puso por fin el coche en marcha y los faros iluminaron a la pareja que les había interrumpido, y que hablaban junto al suyo… Bueno, si a estar copulando sobre el capot del Mercedes rojo descapotable se podía llamar hablar.
“Y nosotros preocupados porque nos han visto besarnos…” dijo Spike enfuruñado. Buffy comenzó a reír de nuevo y el no tuvo más remedio que corearla. Después puso la primera y salió a toda prisa del aparcamiento. Estaba demasiado excitado y no necesitaba más alicientes.
Capitulo 18
En cuanto la puerta se cerró tras ellos, se abrazaron tan rápidamente que pareció que estaban imantados. Buffy gimió con fuerza cuando sintió como la besaba, dándolo y pidiéndolo todo. Con pasión, con amor y desesperación. Fueron a trompicones hasta el salón, tropezando con todo lo que se encontraron a su paso, pero no les importó. Lo único que importaba en la sensación de estar en brazos del otro, devorándose prácticamente.
Spike estaba mareado, nunca había sentido nada igual al besar a Buffy, era un torbellino de sensaciones que lo volvían loco. Buffy tiró de él con intención de arrastrarlo hasta el suelo. No tenía paciencia suficiente como para esperar a llegar al sofá. Lo deseaba demasiado como para demorarse en una tontería como el sitio donde hacer el amor con él. Spike volvió a la realidad al comprender sus intenciones. A duras penas se contuvo de dejarse llevar. La tomó por la cintura y se apoyó con la otra mano en una mesa baja que había para recuperar el equilibrio.
“Buffy, no puedo” ella agrandó los ojos incrédula. ¿Spike la estaba rechazando?
“¿No puedes? ¿A qué te demonios te refieres con que no puedes?” le preguntó un tanto frustrada, echando una ojeada rápida a la cremallera del pantalón de él. Por lo que notaba, podía PERFECTAMENTE.
Spike siguió su mirada y suspiró profundamente. Si, había utilizado una expresión errónea. Sí que podía, pero ¿Debía?
“Sabes a lo que me refiero” contestó exasperado. Ya era difícil contenerse, y mucho más cuando Buffy lo miraba de aquella forma, con los ojos ardiendo de tensión sexual y los labios hinchados por sus besos.
“No, no lo sé” insistió ella alzando las manos en un gesto de impotencia. “Creía que todo estaba solucionado entre nosotros, más o menos”
“Yo…” Spike se mesó el pelo con ambas manos y maldijo en voz baja “Siempre que nos dejamos llevar por nuestros deseos… pasa algo malo, y además… no quiero que nuestra primera vez sea sobre el frío suelo de tu sala de estar… además, estás embarazada”
“Genial. Ahora no me deseas porque estoy embarazada” Spike masculló otra maldición esta vez, un poco más alto. Iba a contestarle cuando ambos oyeron un ruido de cristales rotos. Spike solo tuvo tiempo de girarse, pues estaba justo frente a la ventana cuando algo lo derribó al suelo.
“¿Pero qué bloody hell…?” un tremendo puñetazo casi lo dejó inconsciente. No, si al final iba a echar de menos ser un vampiro. Notó vagamente como el peso muerto encima de su cuerpo desaparecía y acto seguido un estruendo de muebles rotos le llenó los oídos. Intentó enfocar la vista para buscar a Buffy, pero solo veía dos bultos enfrascados en una dura pelea. “¡¡Buffy…!!”
“¡Quédate donde estás, Spike! Yo me ocupo de esta zorra” le gritó la cazadora desde lejos. ¿Zorra? Así que era una mujer, y no era vampiro porque había entrado sin permiso.
Spike sacudió la cabeza intentando despejarse, lo cual solo le sirvió para marearlo mucho más. Aún así intentó levantarse. Tenía que ayudar a Buffy.
“Matar, matar, matar…” oyó que decía una voz conocida. Era ¿Dana? Las imágenes se hicieron más nítidas. Sí era la cazadora chiflada, y Buffy le estaba dando una buena paliza. La tenía acorralada contra otra de las ventanas, y la golpeaba con dureza.
“Has venido en mal momento, guapa” dijo Buffy propinándole otro golpe en la cara. “Mi marido y yo teníamos una bonita discusión sobre sexo”
Spike sonrió levemente. ¿Por qué estaba Buffy contándole esas cosas a la pirada? La otra la miraba con furia, intentando alcanzarla, de hecho Buffy tenía un par de hematomas en la cara, pero nada importante. Lanzaba golpes al aire, mientras Buffy se divertía machacándole la cara y las costillas. Sin embargo, el ruido de un coche frenando bruscamente la distrajo lo suficiente para que Dana la golpeara en el estómago y huyera, saliendo disparada por la ventana.
Spike reaccionó de inmediato, corriendo hacia Buffy que estaba dolorida en el suelo.
“¿Estás bien, luv?” le preguntó arrodillándose a su lado. Ella lo miró con los ojos echando chispas. Si pensaba que la cazadora había olvidado su enfado estaba muy equivocado.
“¿Dónde está?”
“Se largó por la otra ventana” Spike la ayudó a levantarse y fue a abrir cuando tocaron insistentemente a la puerta. Buffy fue a replicar, pero era absurdo que Dana llamara ¿no? Ver a su ex vigilante en la puerta armado con un hacha y a Faith a su lado no mejoró su mal humor. Spike solo alzó las cejas y señaló la ventana cuando Rupert le preguntó donde estaba Dana.
“Se nos escapó” dijo a modo de disculpa cuando Spike se apartó para dejarlos entrar y vio el destrozo que había en la habitación.
“Ya nos hemos dado cuenta, vigilante” gruñó Spike dándole la espalda y yendo hacia la cocina para buscar un poco de hielo. Tenía un buen golpe en la mejilla izquierda y le dolía horrores.
Giles soltó otra disculpa y miró directamente a Buffy que estaba sentada en el sillón, con aire abatido.
“¿Estás bien, Buffy?” la rubia cazadora levantó la mirada hacia la pareja. Una mirada cargada de reproches.
“Creía que Dana estaba en una celda de máxima seguridad” respondió ella apretando los dientes con fuerza.
“Lo estaba. No tenemos ni idea de cómo pudo escaparse. Ha matado a dos guardianes en su huída” confesó con pesar el hombre.
“Estupendo. Podemos sumar ineptos a otros cuantos adjetivos que se me ocurren en este momento llamaros”
“No te pases, B. Fuiste tú la que elegiste liarte con un ex vampiro asesino de cazadoras a quien Dana odia a muerte” Spike alcanzó a oír este último comentario.
“Lástima no hubieran sido tres…” soltó con una sonrisita irónica, mientras se apretaba el hielo contra la mejilla. Tres cabezas se volvieron hacia él, cada una con una expresión distinta, pero él no se amilanó “Asi que… ¿Se os escapó la cazadora psicópata de vuestro inexpugnable castillo?”
“La cosa no es para tomársela a broma, Spike” contestó Giles en tono gélido. El se limitó a encogerse de hombros sin dejar de sonreír. Se apoyó contra la pared y esperó a que el ex vigilante continuara. Porque iba a continuar dando la carga, lo veía en sus ojillos tras las gafas. “Tenemos varias patrullas siguiéndole el rastro, pero es seguro que volverá aquí. Está obsesionada con Spike y matará a quien se interponga en su camino. Necesitáis protección”
“Yo no” afirmó Buffy con voz segura “Si vuelve a intentar algo, la mataré. No me importa que sea humana ni cazadora”
“Si, ya sabemos de lo que eres capaz por un tío, B” respondió Faith tocándose significativamente el estómago. “Pero nosotros no vamos a dejar que mates a una de las nuestras solo por proteger a ése” Faith señaló a Spike despectivamente con la mirada lo que hizo que él soltara una carcajada. “¿De qué te ríes, capullo?”
“Pareces olvidar que ‘esa de las vuestras’ se ha cargado a varios humanos y que es una bomba de relojería. Está pirada, y si no le hubiera dado por mí, quizás le hubiera dado por ti. Tiene recuerdos de otras cazadoras, y tú no has sido siempre buena, que yo recuerde. Una vez estuviste con el alcalde y casi destruye al mundo, sin contar con que te acostaste con el capitán zoquete haciéndote pasar por Buffy y te insinuaste a mí un par de veces…”
“¡Cabronazo!” Faith se precipitó sobre él, pero Buffy se interpuso en su camino, apartándola de un empujón. No dijo nada, pero su mirada fue suficiente, el mensaje era claro: mataría a cualquiera que intentara hacerle daño a Spike. Giles y ella se miraron y tras un gesto de asentimiento fueron hacia la puerta “Si la matas, te verás contra todo el Consejo de Vigilantes, no te olvides”
“Si se acerca a nosotros, lo haré, no tengas la menor duda”
Buffy cerró la puerta tras ellos dando un portazo apoyándose en ella con un suspiro. Otra vez la dejaban tirada. Sus amigos, bueno no los consideraba sus amigos y mucho menos a Faith. ¿Había intentado enrollarse con Spike? Ella no lo había negado, así que era verdad, y tampoco tenía de qué extrañarse. Ya lo intentó con Ángel, lo consiguió con Riley y… ¿Spike se habría acostado con ella tras recuperar su alma? Debía llevar impresa la pregunta en la cara, porque oyó que él respondía un claro y rotundo:
“No”
El tono de su voz la convenció de que le decía la verdad.
“No es mi tipo, y además, seguía estando perdidamente enamorado de ti. No me acosté con nadie desde que…” Spike no terminó la frase, pero sabía que quería decir, desde Anya. Eso incluía a las chicas con las que había estado saliendo cuando el Primero lo manejaba a su antojo. Esas con las que hablaba porque no podía hablar con ella. “Aunque tuve un pequeño desliz con Harm cuando…”
“Prefiero no saberlo” lo cortó Buffy sintiendo una tremenda arcada solo con pensarlo. “Yo casi lo hago con aquel adolescente cuando…, así que… supongo que estamos en paz” Spike apretó los dientes. ¡Aquel niñato de mierda…! Pero Buffy no tuvo la culpa de eso había un hechizo por medio, él sí por querer acostarse con Harm. Fue un error, un tremendo error.
“Está bien, olvídalo” ella asintió con la cabeza sin saber muy bien qué decir. Spike miró a su alrededor. La casa estaba hecha un desastre, y no era segura. Dana podía volver y atacarlos de nuevo. “Recoge lo más necesario, nos vamos”
“¿Qué? Yo no voy a ninguna parte, y no me des órdenes, ¡maldita sea!”
“No podemos quedarnos aquí, Buffy. Esa loca puede volver y no quiero que te haga daño, o al bebé”
“Sé defenderme” contraatacó ella obstinadamente.
“Lo sé, pero no puedes estar las veinticuatro horas del día despierta y alerta. Y yo no sirvo de ayuda precisamente, así que nos largamos a un lugar seguro hasta que esos idiotas atrapen a la pirada”
“Spike, no puedes obligarme, soy más fuerte que tú, no lo olvides” insistió Buffy mirándolo con ganas de matarlo.
“Y tú no olvides que soy tu marido y el padre de tu hijo. ¿Vas a dejar que esa loca me haga pupa?” Buffy lo insultó repetidas veces antes de dar su brazo a torcer. Spike aguantó el chaparrón con una sonrisa insolente en la cara. Cuando por fin vio que había ganado la batalla se acercó a ella y le dio un rápido beso en los labios “Ahora sube y recoge lo más necesario, yo por suerte tengo aún la maleta hecha”
“¿Dónde vamos? ¿A tu hotel?” preguntó resignada.
“No. Vamos a W&H, allí estaremos seguros.
Capitulo 19
Tenía que reconocerlo: Estaba agotado y hasta los huevos de esos estúpidos de W&H en Londres. Llevaban más de dos horas acribillándolos a preguntas sobre Dana y lo ocurrido con el Consejo de idiotas. Su paciencia estaba al límite, y cuando vio que Buffy daba una cabezada presa del cansancio, se desvaneció la poca que le quedaba. Cogió al que parecía el jefe por las solapas de la carísima chaqueta del traje de Armani y le clavó una mirada asesina mientras gruñía:
“Llama a Ángel a Los Ángeles, o a la mismísima jodida reina de Inglaterra, o al Papa, pero danos ya una maldita habitación. ¡Estamos cansados!”
“Mi secretaria está en ello, pero si el Gran Jefe se enfada por molestarlo… la culpa será tuya…”
“Spike” completó el ex vampiro con un suspiro. El muy imbécil no era capaz de recordar ni su nombre, y presidía una organización como W&H.
Buffy abrió ligeramente los ojos cuando se sintió suspendida en el aire. Estuvo a punto de protestar, pero se sentía muy a gusto en brazos de Spike. Era como volver a casa, así que apoyó la cabeza contra su pecho y gozó del sonido rítmico de su corazón. Era muy agradable, y aunque estaba enfadada todavía con él, decidió aprovechar el momento.
El embarazo la estaba afectando de un modo extraño: tenía sueño a todas horas y un apetito voraz. Y otras veces era al contrario, no dormía ni comía.
Ahora lo que le apetecía era dormir toda la noche. Spike había insistido en que unos médicos de W&H la reconocieran, pero ella se negó. No confiaba en nadie de allí, y por otro lado, se sentía bien.
Notó como Spike dejaba en el suelo apoyándola contra su cuerpo y después la tendía en la cama, comenzando a desnudarla. Abrió los ojos de golpe y le empujó sin miramientos, gritándole:
“¿Qué demonios estás haciendo?” Spike la miraba un poco aturdido por su reacción. Apretó los dientes para tragarse la palabrota que había estado a punto de soltar y respondió con sarcasmo:
“Meterte mano, por supuesto” Buffy lo fulminó con la mirada y no sonrió ni un poquito. Spike suspiró hondamente y casi masculló: “solo trataba de ponerte cómoda para dormir”
“Ya estoy cómoda, buenas noches” Spike levantó una ceja al ver que ella señalaba con la mirada la puerta. ¿Lo estaba echando del dormitorio? Por si no lo tenía claro, ella añadió: “¿Adiós?”
“¡Bloody hell, pet! ¿Todavía estás enfadada? Yo tenía razón, nos enrollamos y aparece esa maldita cazadora y casi nos hace papilla”
Buffy pareció pensárselo, puso morritos y se encogió de hombros.
“Si, tenías razón” Buffy se sacó la ropa, por debajo de las sábanas y las tiró al suelo. Lo había hecho de forma que Spike no viera apenas nada de su piel. “Es por eso que debes dormir fuera. No podemos arriesgarnos a que se repita. Apaga la luz al salir”
Esta vez la imprecación que soltó su marido la hizo sonreír de oreja a oreja. Sabía que se estaba pasando con él, pero le divertía enfadarlo. Siempre le había divertido. Se giró de costado dándole la espalda, y esperando oír la puerta cerrarse, pero lo que oyó fue como maldecía y caminaba hacia ella. Lo miró de reojo y casi saltó de la cama al ver como se iba desvistiendo por el camino.
Estaba tan espléndido como siempre, y el color tostado de su piel lo hacía todavía más hermoso y apetecible. Sintió que todo su enfado se evaporaba cuando se metió en la cama y pegó totalmente su cuerpo contra su espalda y la abrazó, besándola en el hombro, y apagando la luz después.
“Buenas noches, luv” le dijo con voz ronca. Buffy apenas podía hablar. Notaba con claridad lo excitado que estaba, pero él no hizo nada por iniciar una relación sexual. A los pocos minutos, se quedó profundamente dormido y Buffy se relajó por fin, durmiéndose también agotada.
Spike se despertó sintiendo el suave aliento de Buffy sobre su pecho desnudo. La besó en el pelo en un gesto instintivo. Parecía tan vulnerable…aunque él mejor que nadie sabía que no lo era. Ahora el vulnerable era él. Sin superpoderes de ningún tipo, era casi como Xander, bueno, eso era rebajarse demasiado –pensó sonriendo.
En ese mismo momento Buffy abrió los ojos y le sonrió también. No era la primera vez que despertaba en sus brazos, pero algo había cambiado. Podía notarlo. La conexión que compartían ahora iba más allá de lo puramente físico. Algo más intenso y valioso: confianza. Por fin confiaba en él ciegamente, no había más dudas en su corazón.
“Ya estás maquinando algo, pet” Spike frunció el ceño, no se fiaba mucho de su cazadora, y menos después de haberse metido con ella en la cama sin su consentimiento. ¿Iba a echarlo a patadas?
“No te preocupes, no voy a volver a lanzarme sobre ti. Solo estaba pensando en cómo disculparme por mi actitud de anoche”
“No fue culpa tuya, cariño. La verdad es que… tenía miedo. Pese a mis palabras, no sé si ahora podría satisfacerte”
Buffy levantó la cabeza lo justo para besarlo tiernamente en los labios. Spike suspiró y correspondió al beso con suavidad, acariciándole la cara con la yema de los dedos. Buffy se pegó a él aún más, ansiosa por sentir la mayor parte de su piel en contacto con la suya.
Los besos se hicieron más urgentes y las caricias más audaces, hasta que rotas todas las barreras e inhibiciones, Spike se dejó llevar por lo que sentía y le hizo el amor lentamente, saboreando cada momento, cada gemido que Buffy lanzaba entre sus brazos. No supo si fueron horas o interminables minutos, pero cuando se despertaron tiempo después, estaban hambrientos.
Se dieron una larga ducha y salieron de la habitación, buscando el restaurante que había en el edificio.
Estaban en el postre, cuando alguien se acercó cautelosamente a ellos.
“El gran jefe está al teléfono. Quiere hablar con la cazadora” dijo el tipo que les atendió al llegar, pasándole un móvil a Buffy. Spike frunció el ceño, pero se mantuvo callado.
“Gracias” respondió la rubia.
“¿Estás bien, Buffy?” la voz de Ángel sonaba preocupada de verdad. Buffy miró de reojo a Spike y contestó con un profundo y cansado si. “Esa cazadora es muy peligrosa, Spike no debería exponerte a…”
“Spike no me expone a nada, Ángel” lo cortó la rubia con contundencia “Estamos juntos y para siempre. Vamos a formar una familia con nuestro bebé, cuando esto acabe. Gracias por preocuparte” Buffy cortó la comunicación de golpe y le devolvió el teléfono al empleado de W&H. “Bueno, asunto zanjado. ¿Qué hacemos ahora?” Spike se volvió hacia el tipo, que todavía seguía allí parado, esperando instrucciones.
“Necesito un arma automática y munición”
“¿Un arma?” preguntó Buffy confusa.
“Cariño, si esa loca aparece no quiero arriesgarme. Le vaciaré el cargador en su dura cabeza antes que vuelva a tocarte, o a poner en peligro a nuestro bebé. Las cazadoras no son inmunes a las balas”
“Ya” Buffy tembló al recordar cuando ella misma fue herida por una de ellas. Si no llega a ser por Willow… “Pero no podemos quedarnos aquí parados esperando”
“La paciencia no es mi fuerte, ya lo sabes. Me uniré al equipo del viejo y les ayudaré a rastrearla. Conozco los hábitos de esa zorra”
“¡No!” la voz de Buffy sonó demasiado brusca. Spike levantó una ceja y curvó los labios en lo que parecía una sonrisa. “Lo siento. Estoy un poco alterada”
“No te preocupes pet” Spike se acercó y le acarició la mejilla con la mano, besándola tiernamente en la frente “¿Por qué no vamos a ver al médico de este antro? Si es tan bueno como Fred quizás podría sacarnos de duda sobre el niño”
Buffy se quedó un momento pensando. No había ninguna razón para que su hijo fuera anormal, y si lo era… era parte de ella y Spike. Se tocó el estómago de forma inconciente y protectora. Con una sonrisa pensó que no le importaba si su hijo no era normal. Era suyo. Iba a decírselo a Spike cuando el empleado de Ángel regresó con el teléfono en la mano y la pistola y una caja de munición en la otra.
“Déjame adivinar” dijo Buffy ásperamente “El gran jefe quiere hablar conmigo otra vez”
“No. Quiere hablar con Spike” el ex vampiro tomó el teléfono de sus manos y tras dedicarle a Ángel un par de bonitos epítetos en inglés castizo, se apoyó sobre la mesa para aguantar el chaparrón que sabía que le esperaba.
“Llévatela, Spike” el inglés parpadeó varias veces, intentando entender las palabras de su gran sire. Ángel insistió “Tienes que alejarla de ahí. Sabes lo testaruda que es, pero tienes que encontrar la forma. Esos inútiles del Consejo no os van a ayudar y mis hombres no están capacitados para enfrentarse a Dana”
“Yo me enfrentaré a ella, y la mataré” la voz de Spike sonaba resuelta. El ahora humano frunció el ceño cuando escuchó la risa de su interlocutor. Era raro oír reír al vampiro moreno, y más en una situación como esa. “¿Qué te hace tanta gracia, pedazo de maricón?”
El empleado de W&H se puso lívido al escuchar el insulto y Buffy no pudo evitar sonreír.
“Tú, jodido idiota arrogante sin cerebro. Piensa con la cabeza. Por fin tienes a Buffy, eres humano y vais a ser padres y en vez de aprovechar la ocasión y largarte a mil millones de kilómetros de todo lo que huela a problemas, te metes en una guerra suicida de la cual tienes todas las papeletas para salir con los pies por delante. Y lo que es peor: perder esa segunda oportunidad con la mujer que amas. Piénsalo, Spike”
El moreno tiró el teléfono y Spike maldijo como nunca lo había oído Buffy maldecir en todos esos años que lo conocía, estrellando el aparato contra la pared, haciéndolo añicos.
Después se pasó la mano por el pelo, intentando calmarse. El cabezón marica tenía razón: esa ya no era su guerra. ¡Que se las apañaran el bloody Giles y su panda de imbéciles del Consejo con la lunática! Tenían que largarse, pero a ver cómo convencía a Buffy.
Capitulo 20
Spike suspiró profundamente intentando poner en orden sus pensamientos. Llevaba dos horas devanándose los sesos, buscando la forma menos traumática de alejar a Buffy de Londres, pero no la encontraba. Desanimado y desesperado, hasta el extremo de pensar en sedarla y secuestrarla, metiéndola en un avión con destino a Australia, pero no podía hacerlo. Buffy nunca se lo perdonaría, y ya la había defraudado lo suficiente en el pasado, como para cometer otro error más.
En el momento que se dio cuenta que se había enamorado de ella supo que sus problemas acababan de empezar. El llevaba una vida más o menos tranquila y cómoda con Drusilla, sabía dónde estaba su sitio y qué podía esperar de su compañera de correrías, pero con Buffy era diferente. Siempre lo había sido. La cazadora era un ser extraordinariamente contradictorio, lo que la hacía terroríficamente atractiva para él. Renunció a todo por conseguir que lo mirara de otra forma que no fuera odio o asco, convirtiéndose en el patético vampiro que la seguía a todas partes, pero al final había conseguido su premio: tenía la confianza y el amor de Buffy, y sentía un miedo irracional a perderla de nuevo.
Cuando ella murió después de saltar al vacío, pensó en esperar el amanecer al pie de su tumba para convertirse en polvo. Solo lo detuvo la promesa que le hizo de proteger a Dawn. La enana fue su tabla de salvación, de otra forma…
Sacudió la cabeza al sentir abrirse la puerta de la habitación que compartía con Buffy. Ella había estado intentando ponerse en contacto con el ex bibliotecario y ex vigilante, para buscar noticias sobre Dana.
Debería haber matado a la cazadora sicópata cuando tuvo oportunidad, ahora Buffy y su bebé estaban en peligro por él, y no se lo perdonaría si les hacía daño.
“Tenemos que hablar”
Ambos hablaron a la misma vez. Spike le hizo una seña con la mano, cediéndole la palabra. Temía lo que le iba a decir. Seguro que ya había quedado con sus amigos para atrapar a Dana y él se iba a quedar relegado a la retaguardia, para no exponerlo al peligro. Se sentía como un bloody estúpido.
“He estado pensando” dijo Buffy con voz suave. Sabía que la cabeza de Spike estaba funcionando a mil por hora. Lo podía ver en la atormentada expresión de su cara, y el brillo de sus increíbles ojos azules, que ahora parecían casi grises.
“No voy a quedarme aquí esperando mientras tú vas a buscar a esa pirada” dijo Spike mirándola fijamente a los ojos. Su voz sonó suave, pero Buffy sabía que se estaba conteniendo solo por ella.
“He estado en la consulta médica que hay en la segunda planta. El bebé está bien. Sé que estabas preocupado por el golpe que sufrí, pero no todo sigue su curso”
Spike respiró profundamente. Sí que estaba preocupado, pero mucho más sin saber lo que Buffy tenía planeado en lo concerniente a Dana.
“Buffy, sé que consideras tu obligación detener a Dana, pero no voy a dejar que te expongas. Esta ya no es tu guerra. El Consejo es quien tiene que detenerla y ponerla a buen recaudo. Quiero que nos vayamos de aquí. Juntos. A cualquier parte a empezar una nueva vida lejos de vampiros, cazadoras y brujas”
Spike esperó la contestación de Buffy con el corazón latiéndole a mil revoluciones por minuto. A ella le brillaban los ojos, pero Spike no podía adivinar lo que pensaba por la expresión de su cara. Estaba demasiado nervioso para eso. Dio unos pasos adelante con inseguridad manifiesta en sus gestos. Quería tocarla, transmitirle con su cuerpo la necesidad que tenía de sentirla, y hacerle sentir a su vez que podía contar con él para lo que fuera.
Buffy suspiró cuando sus brazos la rodearon con cariño y apoyó la cabeza sobre su hombro. Cerró los ojos percibiendo el tranquilizador aroma a cuero, tabaco que la envolvía. Ese aroma tan conocido que le servía de bálsamo calmante y a la vez despertaba sus sentidos de mujer.
“Si”
Spike la apartó lo suficiente para verle los ojos. ¿Buffy había dicho sí? ¿Estaba de acuerdo con él en dejarlo todo?
“Iré donde tú quieras. Ya es hora de vivir mi vida. Nuestra vida con nuestro bebé. Te quiero Spike y quiero a nuestro hijo”
El ex vampiro sintió que se le secaba la garganta y tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para contener las lágrimas. La besó en los labios y ella se abandonó a la sensación, abrazándolo tan fuerte que Spike pensó que le rompería alguna costilla en el proceso, pero no le importó. No había un sitio mejor en el que quisiera estar en esos momentos, que en los brazos de su cazadora. Su mujer. La madre de su futuro hijo.
Después de unos minutos se separaron. Spike la besó en la frente con ternura y ella le acarició la mejilla con la mano.
Hicieron el equipaje con rapidez, y fueron al aparcamiento de W&H para coger uno de los coches para ir al aeropuerto. Ángel había dado órdenes para que nada les fuera negado. Estaba anocheciendo cuando llegaron al aeropuerto de Heathrow.
Spike sacó las maletas y Buffy le siguió caminando entre los coches. Todavía quedaba una hora para el despegue de su avión con destino a Praga. Spike le había contado a Buffy que poseía una casa en las afueras de la ciudad, de cuando estuvo viviendo allí con Drusilla. La cazadora había arrugado la frente al oír mencionar a la vampiro, pero había aceptado la sugerencia de su marido, ya que era un lugar que nadie conocía y solo era provisional.
Un ruido a su izquierda la sorprendió. Giró la cabeza con rapidez, pero no lo bastante como para evitar el duro golpe que recibió, dejándola atontada en el suelo. Spike reaccionó con rapidez. Dejó caer una de las maletas al suelo, y cogió con las dos manos la otra, girándola en el aire y golpeando con fuerza a Dana en la cara, haciéndole retroceder varios pasos.
Spike corrió hacia Buffy, pero Dana se recuperó antes de lo que esperaba y le derribó en el suelo, subiéndose a horcajadas sobre él. Spike intentó quitársela de encima, y soltó una retahíla de maldiciones cuando sus intentos fracasaron. La cazadora lo inmovilizó en el suelo, sujetándolo con fuerza por las muñecas por encima de la cabeza.
Buffy seguía en el suelo casi inconsciente, y no se veía a nadie en los alrededores.
Dana le sonrió de oreja a oreja, mascullando algunas palabras ininteligibles, como un rezo, en un idioma desconocido para él. De pronto la cazadora psicópata bajó la cabeza y lo besó duramente, mordiéndole los labios. Spike se retorció bajo su cuerpo intentando impedir que siguiera besándolo y ella se enfureció. Le soltó durante un segundo para golpearlo en la cara. Lo último que vio fue a su captora, sacando una estaca de entre sus ropas, levantándola sobre su corazón.
Spike cerró los ojos para no ver el fatal golpe. Solo esperaba que ese tiempo le sirviera a Buffy para recuperarse. De pronto el sonido de un disparo resonó en el viento y el cuerpo de Dana cayó sobre él, sumiéndolo en las sombras definitivamente.
EPILOGO
Cinco años después, Santa Bárbara, California.
El hombre aparcó el coche con un chirriar de ruedas y bajó rápidamente del vehículo, desanudándose la corbata y metiéndosela en el bolsillo de la chaqueta. La reunión se había alargado más de la cuenta e iba a llegar tarde a la cita más importante de la semana.
Corrió hacia la entrada del edificio esquivando a las personas que se cruzaban con él. No se lo perdonaría nunca si no llegaba a tiempo. Por fin llegó ante las puertas batientes y las abrió con impaciencia, buscando con la mirada el escenario. Gracias a Dios, la actuación de Cody no había empezado todavía.
Por fin localizó a su esposa y tras dirigirle una sonrisa en la distancia, fue a sentarse junto a ella en la segunda fila de butacas del salón del colegio.
“Siento llegar tarde, luv. La reunión…” se disculpó besándola ligeramente en los labios.
“No te preocupes. Llegas justo a tiempo” la niña de pelo rubio y voz algo gritona terminó de cantar y tras hacer unas graciosas piruetas como despedida, dejó el escenario. El telón bajó entre aplausos y unos minutos después volvió a abrirse. “Ahí le tienes, cariño”
Spike saludó a su hijo con la mano, cuando entró en el escenario, en su papel de Eeyore en la obra ‘Winnie the Pooh’. Dios, adoraba a su hijo –pensó apretando la mano de Buffy entre las suyas, destilando amor de padre orgulloso por todos los poros.
Una hora después estaban cenando juntos en un restaurante de comida rápida de la ciudad. A Cody le encantaban las hamburguesas, y aunque a Buffy no le hacía mucha gracia desde su experiencia en “El Palacio de las Hamburguesas” ese día hizo una excepción. Spike, sin embargo se zampó dos, con mucha cebolla.
Una vez en casa, y después de acostar a Cody, Buffy y Spike se reunieron en el salón. Spike la abrazó y la besó suavemente en los labios. Había sido un día duro, pero por fin estaba en casa con su mujer y su hijo ¿Qué más podía pedir?
“Tengo una sorpresa para ti, cariño”
“¿Ah sí?” Spike levantó una ceja y sonrió. Buffy se elevó sobre sus pies y le mordió el lóbulo de la oreja. Spike gruñó apretándola un poco más contra él “Déjame adivinar… la tienes en el dormitorio”
“No. La tengo aquí mismo” Buffy se separó un poco y le tomó la mano, posándola sobre su vientre, todavía plano “Vamos a ser padres, otra vez. Dentro de siete meses”
Los ojos de Spike brillaron por la emoción. Después del accidentado primer embarazo de Buffy, y el nacimiento sin complicaciones de Cody, habían decidido esperar para tener otros hijos, pero la naturaleza era sabia y les había mandado el mejor regalo.
“¿No dices nada?”
“Prefiero demostrártelo, luv”
Spike la besó nuevamente, tomándola en brazos para llevarla al dormitorio que compartían. Una vez allí, la dejó sobre la cama con sumo cuidado, tendiéndose a su lado. Se quedaron unos minutos mirándose, diciéndoselo todo con la mirada. No necesitaban nada más que lo que tenían: su vida en común y sus hijos.
FIN